Cynthia y la ciudad - 25 de Agosto de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 737378329

Cynthia y la ciudad

La cultura femenina ha cambiado desde los tiempos en que la serie salió al aire, a mediados de 1998. El show que alguna vez fue considerado rupturista por abrazar la libertad sexual de las mujeres, actualmente es mirado con distancia por glorificar el consumismo y por retratar un segmento privilegiado de Nueva York, uno de cócteles y brunches en locales de moda de Manhattan.Hoy, 20 años más tarde, la sala está llena de personas que se identifican como "Mirandas" cuando las dos animadoras les preguntan por su favorita. Por un lado, es el personaje que mejor envejeció a la luz del feminismo pos #MeToo; por otro, más evidente, se trata de una velada dedicada a ella o, mejor dicho, a la actriz que le dio vida, Cynthia Nixon (52). Para estar aquí, todos los presentes tuvieron que hacer una donación de al menos 30 dólares a su último proyecto: una campaña para gobernadora del Estado de Nueva York por el Partido Demócrata.Garroni y Fairless proyectan sus momentos favoritos de Miranda en Sex and the city, que incluyen un episodio en el que el personaje se va indignada de un restorán porque sus amigas solo hablan de "testículos y penes". Solo después de todo eso, Nixon aparece finalmente por la puerta principal y se hace camino hasta el escenario. A su alrededor, se venden gorros y poleras con la leyenda "Soy una Miranda y voto por Cynthia"; las ganancias irán a parar a las arcas de la campaña, que se jacta de no aceptar aportes empresariales.Después de marcar los puntos esenciales de su programa, las animadoras invitan a la candidata a revisar algunas de las tenidas de Miranda a lo largo de las seis temporadas de la serie. Cuando le caen las primeras burlas por el vestuario desaliñado de su personaje (buzos, jardineras y parkas enormes), Nixon protesta:-!Ese no es mi guardarropa¡ Lo usaba para graficar que Miranda estaba muy deprimida.Como tantas otras veces en la campaña, Nixon se ve en la necesidad de marcar la línea que la separa de Miranda, una ficción que sustenta el imaginario de una candidatura real.Bajo tierraEl ruido de los vagones del metro satura el andén de una de las líneas que coinciden en Borough Hall, una de las estaciones más transitadas de Brooklyn. Cynthia Nixon está parada ahí, rodeada de voluntarios con pancartas y de periodistas, entregando volantes a los pasajeros. Algunas personas no la conocen; otras -casi siempre mujeres- se quedan boquiabiertas al verla. Sin importar la reacción, ella saluda de la misma manera. "Hola, soy...

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