El custodio de Chiloé - 10 de Marzo de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 356842854

El custodio de Chiloé

Son las ocho y media de la mañana y Edward Rojas Vega, el arquitecto, un hombre menudo, de piel oscura, pelo crespo, cano y bigote, le pide a una ayudante que prepare dos tazones del té rojo africano. Viste un chaleco de lana cruda tejido a mano, con escote en v, que deja ver una camisa abrochada hasta el último botón.

-Asiento.

Su oficina queda en el pasaje Díaz, en el centro histórico de Castro, donde reside desde hace 35 años y donde, junto a un compañero de la Universidad de Chile, sede Valparaíso, instaló la primera oficina de arquitectura de la isla de Chiloé. En el cartel que daba a la calle decía en 1977: se hacen planos, regularizaciones, alcantarillado, agua potable, subdivisiones. En el de ahora se lee únicamente: Edward Rojas, arquitecto.

Su oficina queda en una típica construcción chilota de tejuela, con muchas pequeñas ventanas de formas diversas por donde se cuela la luz de la mañana. Se entra directo por una larga escalera hasta el segundo piso donde está él, las maquetas, rollos de planos polvorientos, decenas de objetos antiguos, poemas, y en todas partes, fotos, cuadros y pósteres de su obsesión, la musa que inspira los collages que fabrica cuando se saca el cartel de arquitecto y se convierte en artista plástico: Marilyn Monroe.

En el mismo pasaje Díaz, pocos metros más abajo está su casa, una de las más antiguas de Castro, de tejuelas rosadas, con vista al mar y a un jardín lleno de fucsias, hortensias, manzanos y membrillos, donde vive junto a su mujer y sus cuatro perros salchicha.

Edward Rojas, a sus sesenta años, es una marca registrada en el rescate de la arquitectura patrimonial chilota. Ha restaurado las iglesias de Dalcahue, Teupa, Chonchi y Castro -declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- y ha construido otras nuevas siguiendo la tradición. Ha convertido palafitos que parecen favelas en hoteles boutique. Su trabajo ha sido premiado en el extranjero y sus obras publicadas en destacados libros de arquitectura. Entre sus clientes están Sebastián Piñera, para el que diseñó las construcciones del Parque Tantauco, y Douglas Tompkins, para quien hizo lo mismo en Pumalín. Pero también ha sido y es el arquitecto del campesino, del notario, del ferretero, del pescador. Unos le pagan con dinero. Otros, con corderos, gallinas y huevos.

-Soy el arquitecto de una comunidad, no de una élite -dice bebiendo un sorbo de su té. -Yo entiendo que la arquitectura es un hecho colectivo y la obra se hace parte del lugar. La obra tiene que ser tan natural como el clima.

El clima de hoy en Castro está enrarecido. No por lo esquivo del sol, ni por las nubes que entran y salen, ni por la lluvia esporádica que moja las calles. Sino por la construcción de un mall de la empresa Pasmar.

Edward Rojas no puede evitarlo. La construcción está apenas a unos pasos de su casa y de su oficina, saliendo del pasaje Díaz y doblando a la derecha por calle Serrano. Hay ruido, hay maestros, polvo, grúas y una mole de cemento que se erige y crece y crece al mismo tiempo que empequeñece los coloridos palafitos de madera y...

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