Culturas originarias y derechos humanos - 16 de Agosto de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 847259792

Culturas originarias y derechos humanos

Una noticia aparecida el viernes -es de esperar que no haya pasado desapercibida- planteaba un caso que permite reflexionar acerca de la relación entre la cultura de los pueblos originarios y la vigencia de los derechos humanos que son propios de una democracia liberal.Según informa el diario, una mujer habría sido violada a la salida de una discoteca en Isla de Pascua. El agresor, o más bien su defensa, esgrimió la ley que crea el Departamento de Isla de Pascua. Esa ley dispone que en el caso de delitos contra la integridad sexual cometidos por naturales de la isla, la pena a aplicar debe ser la mínima establecida en el Código Penal, rebajada en un grado.El caso se encuentra ante el Tribunal Constitucional. ¿Es correcta una regla como esa? Responder esa pregunta es muy importante hoy en que se discute la situación de los pueblos originarios y su situación al interior del Estado nacional.En favor de una regla como esa puede sostenerse la identidad de la cultura rapanuí, en cuyos valores, actitudes y formas de vivir el agresor habría sido socializado. Usted podría sostener, como se habría dicho en un amicuscuriae (una suerte de informe en derecho), que en la cultura de los rapanuí la violencia está atada al erotismo y es una parte insustituible del juego sexual, una forma de dominio culturalmente aceptada que no le podría ser reprochada al agresor. Incluso, usted podría agregar que sancionar a ese agresor del mismo modo que se sancionaría a un violador santiaguino sería injusto, porque este último habría sido criado en una cultura donde el juego sexual no incluye ni la violencia ni la coacción. ¿Podría, en cambio, culparse al violador de la isla de haber nacido allí y haber aprendido (suponiendo que el amicuscuriae sea correcto) que el amor sexual se hace a punta de coacciones y golpes y torciendo la voluntad de la pareja? El respeto de la cultura rapanuí -podría concluir usted- supone aceptarla tal cual es, sin prejuicios raciales y sin considerar su propia cultura como superior. Sería una muestra inaceptable de etnocentrismo y una falta de respeto a ese pueblo originario, sancionar a ese violador como se sancionaría a un inmigrante en Santiago, porque ello supondría desvalorizar su cultura y disminuir el respeto a sus integrantes.¿Sería correcto un argumento como ese?Por supuesto que no. Ese argumento reposa sobre un profundo malentendido que es urgente despejar.Los derechos humanos -entre los cuales está la libertad sexual de las mujeres-...

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