¿Cuesta abajo? - 15 de Mayo de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 638301585

¿Cuesta abajo?

Durante 25 años la renacida democracia chilena evitó la emocionalidad. Consensos y acuerdos para resolver las inmensas necesidades de un Chile pobre mantuvieron a raya viscerales sentimientos. La razón se impuso a la emoción, los argumentos técnicos permearon la dura piel de los políticos. El país evitó la improvisación y el revanchismo.

La fórmula fue exitosa. Las masas fueron seducidas por logros económicos y sociales, el pueblo eligió cinco gobiernos atípicos para la región del realismo mágico y, por supuesto, la democracia se extendió ampliamente. De hecho, lo hizo tanto que ella misma parece estar poniendo a prueba sus logros. Es que la emocionalidad de las masas es una inmensa fuente de incertidumbre.

El punto no es nuevo. Eric Hoffer, en su clásico The True Believer , lo analizó hace más de seis décadas (y Platón hace más de 2.000 años). Según el filósofo social, la pobreza y opresión no activan a las masas, sino los lentos procesos de recuperación. Por eso estas emergen cuando lo peor ya pasó, pero el futuro no es mucho mejor (créditos a Tocqueville y Andrew Sullivan). Y en tal engranaje, los "creyentes de verdad", líderes de fanática fe dispuestos a sacrificar su vida por una causa sagrada y que ofrecen cambios radicales en pos de un futuro optimista y extravagante, son piezas clave. Ellos lucran con la inclinación natural del humano por convencerse de lo imposible (¿desarrollo sin crecimiento?). He ahí el primer paso camino al carajo.

Pero las similitudes del Chile actual con las alertas de Hoffer no son suficientes para decir que el país se fue a las pailas. Es cierto que...

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