Un cuento de Navidad en Bari - 17 de Septiembre de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 943107230

Un cuento de Navidad en Bari

L a bandada de gaviotas anunciaba tierra a la vista. Amanecía. El día anterior habíamos zarpado de la esplendorosa Venecia para descender hasta lo que llaman el tacón de la bota italiana: Bari . Iba a ser solo una escala en un viaje cuyo plato fuerte era otro destino, como ocurre con la mayoría de quienes llegan a este puerto meridional. Más encima, apenas desembarcamos, todos corrieron a los sitios turísticos de Apulia: a Alberobello y sus maravillosos trullos, albas casas cónicas medievales con tejados de piedra; o a las impresionantes cuevas prehistóricas de Matera, los sassi, al parecer, los primeros asentamientos humanos en Italia. Esto, en la vecina región de Basilicata.Por porfía -o para escapar del tumulto-, decidimos quedarnos en Bari. También porque queríamos conocer la basílica de los siglos XI-XII donde descansan los restos del santo que inspiró la leyenda de Santa Claus (abreviación de Niklaus, nuestro Viejo Pascuero).Por cierto, un setentero cantante de "corazón gitano" se apropió del nombre de Nicola di Bari, que es el patrono de este puerto en el sur de Italia, pero su historia es otra. Para conocer la que nos interesa nos internamos por las estrechas callecitas del casco viejo, Bari Vecchia .En este sector solo nos topamos con sus habitantes, los barese, que volvían del mercado, algunos paseaban de la mano, otros en bicicleta o Vespa. De vez en cuando se veían esos pequeños autos de tres ruedas, los Piaggio Ape, que son todo un emblema de los pueblos italianos. No había más ruido que ese. En uno, color rosado Barbie, vendían castañas calientes.En el barrio, la piedra blanca u ocre de los edificios de pocos pisos, de líneas sencillas, conforma un conjunto acogedor. Desde el interior de las casas se escucha cuchichear en dialecto apulo-barese, un murmullo opacado por el viento que hace mecer la ropa que se seca al aire libre.Surcando almacenes y puestos en la calle, donde venden recuerdos y productos típicos -aceites de oliva, especias del Mediterráneo-, combinados con jugueterías populares -con harto producto chino-, llegamos a la explanada donde se yergue la preciosa basílica de San Nicolás de Bari .La pulcra fachada de este templo románico nos introduce a la vida de este obispo que vivió en Mira -hoy Turquía, entonces imperio romano- en el siglo IV, y que tenía la costumbre de hacer regalos en secreto. La leyenda cuenta que una vez lanzó durante tres noches seguidas unos saquitos con monedas de oro por la ventana (o la...

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