Un cuento chino - 5 de Marzo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 669886149

Un cuento chino

Qué quieren que les diga. Me pareció inoportuna la visita de Alejandro Guillier a China esta semana.

Es que todavía estaba fresca la herida que le propinó el Partido Comunista cubano a Mariana Aylwin al no permitirle entrar a la isla para recibir un reconocimiento concedido a su padre. Entonces aparecía ingrato que Guillier fuese agasajado tan pronto por el Partido Comunista chino, marcando un contraste que vuelve a tensionar a la Nueva Mayoría.

Pero un amigo con el que comenté el tema en la semana me dijo que lo mío era un exceso de sensibilidad y que seguramente el viaje de Guillier estaba programado desde hace tiempo.

"Además -agregó-, la visita del candidato del PR a China es como una metáfora perfecta".

Mi amigo es de esas personas que hablan todo en metáforas, haciendo símiles. Como esa gente que explica todo con fútbol: "En mi empresa hay puros defensas, nos faltan delanteros". En su caso, todo lo lleva a autos. Una vez me dijo que en su trabajo se sentía como un Ferrari en un camino de tierra. Gozó cuando José Piñera explicó el sistema de pensiones diciendo que era como un Mercedes al que no se le echa bencina. Y una vez describió a otro de nuestros amigos más destartalados como una citroneta con motor BMW.

"Guillier es como un auto chino", fue su imagen sobre el presidenciable.

Su análisis es que si nuestros candidatos fuesen automóviles, Ricardo Lagos sería como un auto americano de los años 70, sólido, confiable; un poco pesado quizás, sobre todo al comienzo, pero predecible, estable, amplio y cómodo, aunque anticuado para las generaciones jóvenes, que no lo elegirían jamás.

Sebastián Piñera sería como un auto japonés; rápido, ágil, eficiente, económico, pero cargando siempre con la desconfianza de algunos sectores.

Manuel José Ossandón sería el auto coreano; entrador, busquilla, desafiante, viviendo un poco a la sombra del auto japonés, haciendo que la letra "H" de su logo sea cada vez menos...

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