El cronista del Lado B - 13 de Octubre de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 401821298

El cronista del Lado B

Bajo estas circunstancias, es lógico preguntarse ¿quién es Alberto Salcedo Ramos?

Ahora, en este momento, frente a la cajera, es un sujeto indignado. Pero el resto del tiempo es una persona tranquila, habitualmente reposada, descrito como un buen tipo y considerado como uno de los mayores exponentes del periodismo narrativo de América Latina.

El hombre que no puede cobrar un cheque de apenas 100 dólares ha sido definido por Jon Lee Anderson como el "cronista de cronistas" y en su país lo presentan como el mejor de la nueva generación colombiana y uno de los más importantes de su historia. Es autor de cinco libros, sus artículos han sido traducidos al francés, italiano, inglés, alemán y griego, ha ganado diversos premios de periodismo y continuamente es invitado a dictar charlas y talleres por toda América Latina.

Pero si se lo dijera, si Alberto Salcedo Ramos le declamara sus logros, todos los aplausos que ha cosechado, si le contara que ha estado en selvas, mares, ríos, aviones, lanchas, barcos, a la cajera no podría importarle menos. La firma en el cheque no coincide y ya. Son las normas, qué le va a hacer. Y Salcedo Ramos, el gran cronista, el hombre que mejor cuenta las historias del lado B de la vida, se retira del banco ofuscado, con la sensación del tiempo perdido y sin sus 100 dólares.

-Qué vaina -repite.

Invitado por la U. Finis Terrae, Salcedo Ramos, 49 años, separado, dos hijos, estuvo la semana pasada en Chile para realizar varias actividades académicas y lanzar su libro El oro y la oscuridad, bajo el sello Lolita, la historia gloriosa y trágica del boxeador Kid Pambelé, el primer campeón mundial que tuvo Colombia.

Salcedo Ramos nació en Barranquilla, la cuarta ciudad de Colombia, pero se crió en un caluroso pueblo llamado San Estanislao, en pleno Caribe. Tras estudiar Periodismo, trabajó en el diario El Universal, de Cartagena, cubriendo reinados de belleza, cumbres antinarcotráfico, salud, policía y política, antes de dedicarse a lo que en verdad quería: contar historias. Desde entonces sus crónicas -sobre el árbitro que expulsó a Pelé, sobre el enfermero de los secuestrados por las FARC, sobre un equipo de fútbol de travestis, sobre un hombre que cuenta chistes en los velorios- se han convertido en material de decenas de antologías y en lectura obligada en escuelas de periodismo del continente.

-Cuando era niño sólo quería contar historias, pero mi madre me dijo que como escritor me iba a morir de hambre y me sugirió que...

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