La crónica funesta de un parto en casa - 14 de Enero de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 917977676

La crónica funesta de un parto en casa

Ese embarazo fue un milagro. Esa es la palabra que ellos escogen para describir un suceso extraordinario.Pablo Armijo, abogado de 45 años, se había separado después de 20 años de matrimonio y había vuelto a la casa de sus padres. La casa familiar en Gran Avenida era grande, enorme. Y un día, recorriéndola, encontró un viejo cofre que él había confeccionado en sexto básico. Lo abrió y adentro descubrió una foto que había guardado: en la imagen aparecía Ángeles Arenas, de 12 años, su amiga y amor platónico de la adolescencia, vestida con un polerón rayado y una minifalda de jeans sonriendo a la cámara. "¿Qué será de Ángeles?", pensó él. La encontró en Facebook y le escribió para saludarla. "!Pablo Armijo¡", le respondió ella con efusividad.Ángeles Arenas, enfermera matrona, también estaba separada y tenía dos hijos. Vivía en Coltauco, en la VI Región, donde trabajaba como enfermera de atención primaria en un consultorio. Retomaron contacto. Se contaron sus vidas. Ella le presentó a sus niños, Iñaki y Caetano, de 11 y 7 años, respectivamente. Se enamoraron. Se fueron a vivir todos juntos, en un departamento en el centro de la capital.Embarazarse fue una sorpresa para ambos, pero especialmente para Pablo, que desde niño tiene varicocele y le habían dicho que no podría ser padre.-En los 20 años que estuve casado, nunca hubo un embarazo -dice Pablo.-Como él no podía tener hijos, no me cuidé. Y quedé embarazada. Fue un regalo, algo milagroso, así lo sentimos -agrega Ángeles.Ponerse de acuerdo en cómo nacería fue un asunto fácil, aseguran.-Yo quería que Renato naciera en la casa, como mi segundo hijo, Caetano. Porque ese nacimiento fue maravilloso y tuvo muchos beneficios -dice Ángeles.Pablo no lo dudó. Apoyó esa decisión desde el primer minuto porque conocía el relato de cómo había nacido el hijo mayor de Ángeles, Iñaki.Formas de nacerÁngeles tiene el pelo cobrizo, el rostro sin maquillaje, un vestido rosado holgado. Ha estado, por su profesión y su experiencia como madre, muy ligada a la maternidad.-Una mujer nunca olvida sus partos -asevera, sentada en la cama matrimonial de su departamento.Cuenta que tuvo a su hijo mayor, Iñaki, en una clínica privada en un parto que estuvo muy lejos de cómo a ella le habría gustado.-Iñaki nació prematuro a las 35 semanas, en un parto muy medicalizado, súper violento. Me hicieron muchos tactos. Sin preguntarme, me pusieron anestesia y oxitocina. Presionaron mi estómago para empujarlo. En un momento me desmayé, no sé cuántos segundos me fui a negro -Ángeles hace una pausa y luego agrega: -Lo sacaron con fórceps y me culparon de esa maniobra: me dijeron que no sabía pujar.Esa experiencia le dolió. Relata que quedó con secuelas físicas y emocionales. Que tuvo depresión posparto y consultó a un psiquiatra. Y que en su búsqueda por sanar lo vivido, encontró a un grupo de mujeres en Facebook llamado "Mamitas Pro", que hablaban de maternidad, y así se dio cuenta de que con ellas compartía el haberse quedado con un sabor amargo luego del parto.-Me fui instruyendo y entendiendo que lo que había vivido se llamaba violencia obstétrica, una violencia de género hacia las mujeres en su momento de mayor vulnerabilidad.También leyó a Michel Oden, el obstetra francés que es defensor del parto natural, y se documentó de los beneficios que tiene para el recién nacido y para el vínculo con la madre el contacto de piel con piel durante la primera hora de vida. Y se formó como asesora de lactancia y como doula, como...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR