Crisis regional y Venezuela
El Presidente Nicolás Maduro pudo celebrar como gran triunfo de su gobierno la fallida reunión en Washington, una que había sido convocada por varios países preocupados del deterioro de la situación social y política venezolana. "Venezuela derrotó a la OEA", fue la declaración de los personeros chavistas.
La falta de acuerdo para aprobar una declaración sobre el papel del organismo en la crisis de Venezuela es un fiasco, y debe ser considerada un nuevo llamado de alerta sobre la futilidad de la OEA, tema que en su Asamblea General de fines de este mes debería formar parte de la agenda.
A la propuesta de países como Estados Unidos, Canadá, Perú y Panamá -que llamaba a criticar y condenar la movida de Maduro de convocar a una Asamblea Constituyente que cambiará la actual Constitución, redactada bajo inspiración de Hugo Chávez-, se interpuso otra, presentada por los países caribeños, tributarios del petróleo venezolano, lo que determinó la suspensión del encuentro.
La comunidad internacional está cada día más intranquila con lo que pueda ocurrir en Venezuela, pero por falta de voluntad política parece de manos atadas. A los más de sesenta muertos en las protestas de los últimos dos meses pueden sumarse a diario otras víctimas de la violencia callejera que no ceja, por los llamados de la oposición a salir a la calle -única herramienta que tienen para oponerse al poderoso aparato policial y militar estatal-, donde los ciudadanos sufren la represión sistemática del oficialismo y de los "colectivos" y grupos paramilitares leales a Maduro.
Presidentes latinoamericanos como Pedro Pablo Kuczynski y Mauricio Macri han sabido levantar la voz para mover al resto de los países de la región en apoyo de la causa democrática en Venezuela. Es de esperar que con el reemplazo de la canciller argentina, Susana Malcorra, quien postulaba una línea moderada, Argentina sea aún más severa.
Chile hizo un llamado importante en el mismo sentido, al exigir un cronograma de elecciones, restituir las funciones de la Asamblea Nacional -usurpadas por la Justicia chavista- y liberar a los presos políticos. El cambio en la situación carcelaria de Braulio Jatar, ahora en arresto domiciliario, permitió el regreso del embajador chileno a Caracas, pero la Cancillería no debiera conformarse con ese gesto, sino que exigir su libertad incondicional y una reparación de los daños morales y físicos que sufriera el periodista, víctima de una injustificada persecución legal.
En defensa...
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