En la crisis, fortalecer al Estado - 24 de Octubre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 820298101

En la crisis, fortalecer al Estado

Hoy día se requiere, más que nunca, recuperar el papel del Estado, que consiste en monopolizar la fuerza e instalar la igualdad ante la ley. No es el paraíso arcádico con que sueñan las nuevas generaciones, pero es lo único que hará posible la justicia y el bienestar.En estos días tumultuosos -animados por anhelos utópicos o temores atávicos, por el deseo de un nuevo orden o por el temor a abandonar el existente, por la fascinación o la indignación- no es fácil efectuar un análisis. La tentación fácil, y lo que las audiencias esperan, es que se tome partido en vez de, como la racionalidad exige, tomar distancia.Pero hay que tomar distancia.Y hay que esforzarse por comprender el fenómeno. Y al hacerlo se alcanza una conclusión obvia, pero que en estos días el PS y el Frente Amplio (en contra de la mejor tradición de la izquierda) invitan a olvidar: hay que fortalecer al Estado.No es solo una cuestión de justiciaEs verdad que en la sociedad chilena hay injusticia y hay desigualdad y no hay ninguna duda de que hay que corregirla, pero no es la desigualdad o la injusticia la que explican el fenómeno de estos días. Si así fuera, habría que sustituir tomos y tomos de sociología e historia para reemplazarlos en los estantes por delgadas declaraciones morales o estilizadas teorías de la justicia. Pero no es el caso. Explicar los fenómenos sociales por su contenido normativo es propio de lo que Hegel, con ánimo burlón, llamaba almas bellas, personas que creían que la sociedad y la historia se movían por las buenas causas.Pero hoy abundan las almas bellas. Y el problema es que halagan la conciencia de quienes la cultivan, pero no ayudan a comprender los fenómenos.La realidad es, en cambio, que las sociedades se sostienen en un complejo cultural, una suma de creencias sobre las que se erige lo que se llama legitimidad. Y lo que ha ocurrido en estos días es que el principio de legitimidad que sustenta la modernización -el bienestar creciente, la expansión del consumo- ha parecido tropezar severamente, sobre todo cuando se lo contrasta con las promesas del Presidente Piñera, quien llegó al poder abrazado por los mismos que hoy descreen de él. Una vez que se rasga ese principio de legitimidad asoma la herida de la desigualdad que con él se mimetizaba. Y el resto lo hacen las contradicciones culturales.Así, lo que estamos presenciando en estos días no es propiamente hablando una rebelión o un rechazo contra la modernización que Chile ha experimentado...

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