La creciente dependencia de inversiones chinas genera preocupación en Argentina
La diplomacia del fútbol también tiene un rol en las relaciones bilaterales entre China y Argentina. El próximo jueves la selección campeona del mundo jugará un partido amistoso ante Australia en Beijing, y los tickets para ver en acción a Lionel Messi se agotaron en apenas diez minutos. En medio de ese furor, la semana pasada una numerosa delegación del gobierno de Alberto Fernández, encabezada por el influyente ministro de Economía, Sergio Massa, realizó una visita a China, donde repartió camisetas albicelestes y banderines a funcionarios chinos y remarcó la coincidencia del encuentro deportivo con el cumpleaños del Presidente Xi Jinping. "Es el regalo de la Argentina", bromearon.Pero más allá del soft power argentino, Massa se jugaba una verdadera final durante su gira en China. Bajo una fuerte presión por la escasez de reservas en el Banco Central y las obligaciones de la deuda con el FMI, el ministro negoció con el gobierno chino acuerdos para incrementar la cooperación financiera de Beijing y se reunió con decenas de empresarios chinos para asegurar inversiones y financiamiento en una serie de áreas estratégicas, desde hidroeléctricas a la minería del litio, desde trenes a una nueva planta nuclear.En una Argentina con dificultades económicas, el gigante asiático se ha convertido en un aliado cada vez más importante. Pero expertos han alertado también sobre los efectos de una excesiva dependencia en una potencia que tiene crecientes intereses geopolíticos en América Latina, así como de la opacidad de los términos de esta colaboración."China se ha convertido en un prestamista de emergencia para aquellos países que no tienen un acceso tan sencillo a los organismos de crédito multilateral tradicionales o regulares, como pueden ser el FMI o el Club de París. China sabe esa situación y se aprovecha: presta el dinero, pero no está muy interesado en que se lo devuelvan porque lo que le interesa en realidad es que el país esté lo más endeudado posible para después incidir sobre sus decisiones soberanas", comenta el investigador argentino Agustín Barletti, quien presentó en la última Feria del Libro de Buenos Aires su libro "El hambre del dragón: el plan de China para comerse el mundo". "Argentina ya le debe a China una cifra muy similar a la que le debe al FMI, más o menos 45.000-50.000 millones de dólares. Con la diferencia de que cuando se toma un préstamo con el FMI, se hace todo en actas y todo consta por escrito. En el caso de China está...
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