Crea un registro voluntario de contratos agrícolas. - Proyectos de Ley - Iniciativas legislativas - VLEX 914494938

Crea un registro voluntario de contratos agrícolas.

Fecha12 Marzo 2013
Número de Iniciativa8829-01
Fecha de registro12 Marzo 2013
EtapaTramitación terminada Ley N°20.797 (Diario Oficial del 19/12/2014)
MateriaREGISTRO VOLUNTARIO DE CONTRATOS AGRÍCOLAS
Tipo de proyectoProyecto de ley
Cámara Legislativa de OrigenCámara de Diputados,Mensaje


MENSAJE DE S.E. EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA CON EL QUE SE INICIA UN PROYECTO DE LEY QUE CREA UN REGISTRO VOLUNTARIO DE CONTRATOS AGRÍCOLAS.

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SANTIAGO, 08 de marzo de 2013.-




MENSAJE 507-360/



Honorable Cámara de Diputados:

A S.E. EL

PRESIDENTE

DE LA H.

CÁMARA DE

DIPUTADOS


En uso de mis facultades constitucionales, someto a consideración del H. Congreso Nacional el presente proyecto de ley, que crea un registro voluntario de contratos agrícolas.


  1. ANTECEDENTES


Desde siempre Chile ha sido un país de tradición agrícola, prueba de ello es que en época de la Colonia, las exportaciones de maíz y trigo al Perú representaban parte importante de la economía nacional. Sin embargo, durante nuestra vida republicana, la industria minera fue adquiriendo un rol protagónico y la agricultura fue perdiendo importancia económica, hasta llegar al punto en que dejó de exportar y se dedicó sólo a cubrir la demanda interna. Esta tendencia comenzó a revertirse cuando la libertad económica y la apertura de mercados generaron las condiciones adecuadas para que el país pudiera aprovechar sus ventajosas condiciones naturales en suelos y clima. Así, las exportaciones de productos agrícolas comenzaron a desarrollarse con gran energía y en forma sostenida desde los años 80.


Es así que en el año 2011 el sector agrícola forestal representó el 18% de las exportaciones totales del país, con ingresos de US$14.500 millones. En virtud de aquello, la balanza comercial agrícola, pecuaria y forestal en conjunto alcanzó los US$ 9.500 millones. Por su parte, las cifras para el sector agrícola, excluyendo al sector pecuario y forestal fueron en el 2011 de US$8.100 millones de exportaciones con una balanza comercial positiva de US$4.600 millones. De dichas exportaciones, el 60% correspondió a productos agrícolas primarios, siendo sólo el 40% de las exportaciones relativas a productos con algún procesamiento industrial, los cuales tienen un mayor valor agregado. Las cifras anteriores, exceden con creces las alcanzadas en el año 2000, pero aún se encuentran lejos del potencial de nuestro país, cuyas condiciones naturales, patrimonio fito y zoosanitario y confiabilidad son reconocidas a nivel mundial.


Por otro lado, el sector silvoagropecuario es un importante generador de empleo a nivel rural. Según cifras oficiales del INE, el número de trabajadores empleados en el campo, sin incluir la agroindustria, fluctúa entre 650.000 y 800.000 personas, dependiendo de la época del año, representando entre 8 y 11% del empleo total a nivel nacional, mientras que en algunas regiones adquiere una importancia trascendental. La máxima relevancia se alcanza en la VII Región del Maule, donde en la época de cosecha, el empleo directo en el campo, sin contar la agroindustria, es prácticamente el 35% del empleo regional. En las regiones VI, IX y XIV, su incidencia es superior al 20%.


Desde el punto de vista de la superficie cultivable, según cifras del INE, a Mayo del 2011, existen en Chile 2.100.000 hectáreas de superficie cultivable, de las cuales 1.300.000 hectáreas están destinadas a cultivos anuales o permanentes, 401.000 hectáreas están con forrajeras permanentes, y 420.000 hectáreas se encuentran en barbecho o reposo. Los cultivos anuales ocupan aproximadamente 700.000 hectáreas, siendo el trigo y maíz los de mayor importancia con 279.000 y 136.000 hectáreas respectivamente. Por su parte, la superficie de frutales, sin incluir la uva vinífera, pasó de 172.000, en 1990, a 278.000 hectáreas en 2012 y la superficie de uva vinífera incluyendo el pisco pasó de 70.000, en 1990, a 130.000 hectáreas a nivel nacional.


Por último, cabe destacar que conforme a los datos del Censo Agropecuario existen 301.000 explotaciones o unidades productivas, de las cuales 260.000 (87%) tienen menos de 50 hectáreas de riego básico. Esto implica que, desde un punto de vista económico, aproximadamente el 87% de las explotaciones o unidades productivas corresponde a pequeñas o microempresas y a agricultura familiar campesina.


En el contexto internacional, el gran desafío para este sector es aumentar en forma sostenida su competitividad y prepararse para poder tomar la gran oportunidad que representa para la producción de alimentos del mundo el aumento de la demanda que se espera para los próximos 30 años. No bastan las privilegiadas condiciones naturales ni las demás ventajas que ha ido construyendo nuestro país a través del tiempo. Se requiere innovar en la forma de acceder a esos millones de consumidores en forma competitiva.


De acuerdo a estudios internacionales, la población mundial pasará de los 5.000 millones de personas actual a 7.000 millones en el año 2050 y, según la ONU, la demanda de alimentos crecerá en 70%. Asimismo, se espera un cambio en la composición, calidad y características de los alimentos demandados.



Junto al crecimiento de la demanda, se espera que la escasez del recurso agua sea creciente y los costos de la energía se mantengan altos a nivel mundial.


Los países se organizan para enfrentar la gran “amenaza-oportunidad” que representa el escenario esperado. La innovación pasa a ocupar un lugar crítico en el éxito futuro, y el acceso a tecnología y financiamiento para responder a la demanda esperada son también factores claves de éxito.


En el contexto mundial, y ante la aparición de varias economías emergentes que han experimentado un crecimiento explosivo de sus exportaciones agrícolas, la industria agrícola nacional tiene el desafío de elaborar nuevos y mejores productos que le permitan acceder a mercados de mayor valor en forma competitiva, para lo cual requiere contar con las materias primas adecuadas, en forma oportuna. Por sus condiciones geográficas, Chile no puede ser un productor agrícola extensivo (como lo son Argentina y Brasil, por ejemplo) si no que debe ser un productor intensivo y especializado, que privilegie la calidad por sobre los volúmenes de producción, desarrollando productos de altos estándares, de sello distintivo, y que sean valorizados en los mercados internacionales.


  1. DIAGNÓSTICO DEL MERCADO AGRÍCOLA NACIONAL.


Es en este contexto que al analizar el sector agroindustrial chileno se detecta claramente una debilidad. Vemos que aún no se ha desarrollado con la debida fortaleza la cadena de valor que va desde el productor de materia prima (agricultor) al consumidor final, lo que dificulta seriamente la creación de valor en las exigentes condiciones actuales.



Esto se traduce en que la mayor parte de los agricultores no acceden oportunamente a la información de mercado, sino con bastante retraso, decidiendo producir lo que está a su alcance y vender mayoritariamente su producción en forma spot y en condiciones de negociación bastante precarias.


Cabe señalar que en el mercado agrícola, existen básicamente dos formas de comercializar la producción. La primera es la venta en forma spot o a cosecha; la segunda es la venta mediante contratos celebrados con anticipación a la cosecha e incluso antes de sembrar. Según la primera modalidad, el agroindustrial compra al productor una vez que se ha obtenido la cosecha. De acuerdo a la segunda modalidad, el agroindustrial y el productor celebran un contrato antes de la cosecha, o antes de la siembra, en el cual se establecen claramente los derechos y obligaciones de las partes y se fijan las condiciones en forma menos “presionada” para ambos, especialmente para el productor agrícola.


En el contexto de un mercado internacional altamente competitivo y sofisticado, en donde se requieren volúmenes preestablecidos de productos agrícolas muy específicos, la agricultura spot se encuentra en una notable desventaja. En efecto, este tipo de agricultura no permite al productor conocer con precisión la variedad que es más conveniente sembrar o plantar según los mercados internacionales, no le permite acceder a asesoría técnica ni financiamiento, y lo deja en una situación de incertidumbre de tener que someterse a las variaciones del mercado una vez que ha obtenido la cosecha. Para el agroindustrial, la agricultura spot es también inconveniente, pues no le permite tener control sobre los procesos productivos de la materia prima ni la certeza de contar con una variedad y volumen de producto previamente establecido, lo que hace muy difícil para éste negociar anticipadamente con sus clientes internacionales, quienes exigen un nivel mínimo de certeza.


Por su parte, la agricultura bajo contratos trae enormes beneficios para el productor, el agroindustrial y, en general, para el posicionamiento de Chile como potencia alimentaria.


Para el productor, la agricultura de contratos es ventajosa pues le permite:


  1. acceder a mercados de mayor valor, negociando condiciones previas a la toma de decisión de siembra, con más alternativas, y obteniendo mejores condiciones;


  1. acceder a tecnología y capacitación proveída por el agroindustrial;


  1. mejorar su capacidad de financiamiento, tanto bancario como no bancario, al tener menor riesgo;


  1. poder utilizar los mercados de futuros, con todos los beneficios asociados que ello conlleva.


  1. concentrarse en la operación agrícola reduciendo el riesgo comercial.


Por su parte, para el agroindustrial, la agricultura de contratos es beneficiosa pues permite:


  1. asegurar su abastecimiento y negociar con mayor...

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