Cómo el covid desmoronó a mi familia - 28 de Diciembre de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 879406947

Cómo el covid desmoronó a mi familia

27 de marzo: El virus entró a la casa"La primera en contagiarse fue mi abuela, María Soto, que tiene 90 años. Cuando empezó a demostrar síntomas, en la familia pensábamos que solo era un resfrío. Tenía fiebre y dolores en el cuerpo, pero desde hace años vive con artritis y artrosis, no era algo extraño.Nunca pensamos que podría ser covid.Nosotros vivimos en la Villa Santa Elena en la comuna de El Bosque. Entonces éramos mis papás, Silvana Neira (65) y Charlie Bustos (64), mis abuelos María y Alberto (89), y mi hermana Belén (33) con su hija de nueve años. Además, tengo dos hermanos que no viven conmigo, Katia (42) y David (35).Empezamos a cuidarnos por la pandemia con mascarillas y el lavado de manos, pero mis papás y mis abuelos tenían miedo de las vacunas. Cuando el virus llegó a la casa, ya les tocaba por grupo etario, pero no se las habían puesto. Había muchos rumores de que la gente se enfermaba peor después de vacunarse, así que prefirieron no hacerlo.Mi abuelo Alberto era muy desordenado. Si quería salir, salía. No siempre usaba mascarilla y a veces no quería lavarse las manos. Creemos que así llegó el covid.En un par de semanas, todos en la casa, excepto mi sobrina, terminamos contagiados".1 de abril: Mi contagio"Comencé a sentirme mal un jueves. No le di importancia. Pensé que era un resfrío, pero al segundo día el dolor de cabeza no me dejaba abrir los ojos. Me dolía el cuerpo completo, como si me lo estuvieran apretando. Recuerdo que me levanté de la cama llorando, porque debía ir a trabajar (a una tienda del Persa Bío Bío), pero a las once de la mañana le pedí a mi papá que me llevara a un centro médico.La espera y el test fueron muy rápidos. Estuve cerca de una hora ahí, a mediodía ya tenía el resultado: positivo.Todo el tiempo me trataron con distancia, mascarillas y trajes desechables. Pero después de decirme que me asignarían a una residencia sanitaria, me dijeron que debía irme a mi casa a esperar la ambulancia que me iba a trasladar.Vivo a ocho cuadras del centro médico, así que preferí irme caminando. A mitad de camino sentí como si me quemaran los pulmones por la falta de aire. Entonces volví al centro para que me dieran oxígeno. Fue ahí cuando vi que llegó mi papá a dejar a mis abuelos para que les hicieran el test. Cuando llegué a mi casa, mi mamá usaba mascarilla y guantes. Para evitar que tuviera contacto con el resto de la familia, me hizo entrar a una bodega donde guardamos la mercadería y ahí me encerré a esperar...

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