Covid en la Antártica: Así cruzó la última frontera - 17 de Abril de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 864330689

Covid en la Antártica: Así cruzó la última frontera

La descomunal silueta del LSDH 91 "Sargento Aldea" se podía ver desde lejos, emergiendo entre la bruma gélida, como una bestia al acecho, mientras esquivaba las masas de hielo que flotaban a su alrededor. El buque, de 168 metros de eslora, el más grande de la Armada, había zarpado hace tres días desde Punta Arenas y, tras sortear el temible Mar de Drake, el 30 de noviembre de 2020 se acercaba lentamente para fondear frente al islote Isabel Riquelme, en una mañana oscurecida por un cielo tapado de nubes.Allí, en ese promontorio rocoso que mira las costas de la Península Antártica, se emplaza la base Bernardo O'Higgins del Ejército, donde el arribo del "Sargento Aldea" era esperado con ansias por la dotación que ya completaba un año en el lugar, lista para el relevo, después de varios meses sin haber recibido visitas. La llegada de la embarcación no solo marcaba el inicio de la Campaña Antártica 2021, sino que a bordo transportaba casi mil toneladas de víveres, petróleo y material para el "Proyecto Hielo", el plan de ampliación y modernización más importante en la historia de la base. También traía como pasajeros a 49 personas: 16 militares de la comisión del Centro de Asuntos Antárticos, nueve de la brigada de reparaciones del Ejército, 14 civiles contratados por la institución y 10 miembros de la Estación Alemana de Recepción Antártica, un centro de investigación ubicado a metros de la base O'Higgins.El desembarco de los containers duró tres días, en una faena que movilizó a casi todos los hombres, entre los recién llegados y los residentes. Las imágenes captadas por el mismo Ejército muestran a unos y otros trabajando en perfecta coordinación, sin pausas y sin mascarillas, una autorización que se dio solo para las labores de descarga en el exterior de la base. Después de todo, los pasajeros venían con cuarentena cumplida y PCR negativo. Pero nadie estaba preparado para lo que estaba a punto de ocurrir.Trece días antes de aquel desembarco en la base O'Higgins, el "Sargento Aldea" estaba a más de 3 mil kilómetros al norte, en Talcahuano, Región del Biobío. A bordo había 208 tripulantes que venían de cumplir una labor sanitaria que se había extendido por cinco meses. Desde el 9 de abril de 2020, en el hospital que tiene habilitado el barco se habían realizado cientos de cirugías de baja y mediana complejidad, para prestar apoyo al Hospital Higueras, de Talcahuano, y al Carlos van Buren, de Valparaíso.Hasta entonces, nadie de la tripulación había resultado contagiado. A principio de noviembre, el buque inició un proceso de cuarentena en la base naval de Talcahuano. Desde ahí comenzaría su participación en la Campaña Antártica, que estaba a pocos días de arrancar. El cronograma, condicionado por la pandemia, establecía que los tripulantes debían permanecer 14 días en el barco, previo al zarpe, programado para el 19 de noviembre. Saldrían con casi 50 pasajeros, para luego embarcar a más personas del Ejército en Punta Arenas y llevarlos a la Antártica. Así, al menos, estaba pensado inicialmente.Poco más de la mitad de esas 50 personas que subirían en Talcahuano eran trabajadores de la empresa Inproser, dedicada a la construcción de obras civiles, que viajarían a la base O'Higgins para trabajar en el "Proyecto Hielo" por los cinco meses que duraba la campaña. Había constructores, prevencionistas de riesgo, capataces y maestros de primera y segunda categoría. Casi todos de Santiago.-Llegamos a Talcahuano el 2 de noviembre de 2020. Éramos 27 personas. El contrato decía que antes de embarcarnos debíamos hacer una cuarentena. Arrendamos una parcela y montamos allí una maestranza para alistar todo lo que teníamos que llevar a la Antártica -recuerda Mario Kern, ingeniero eléctrico y socio de la compañía.No era la primera vez que trabajadores de esta empresa iban a la Antártica. El 9 de diciembre de 2019, dos de ellos fallecieron en el accidente del Hércules C-130 que desapareció en el Mar de Drake, mientras se dirigían a la base Eduardo Frei, de la Fuerza Aérea. Y aunque estos viajes siempre estaban reglamentados por rigurosos protocolos, esta vez la pandemia había puesto más exigencias.-Nosotros fuimos súper estrictos. Nos hicimos un PCR el primer día y luego dos más durante la cuarentena. En todos salimos negativo. La Asociación Chilena de Seguridad nos fiscalizó tres veces y el Ejército, que era nuestro mandante, en dos oportunidades -explica Kern.El buque zarpaba el 19 de noviembre, pero un día antes estaba contemplado que los trabajadores de Inproser abordaran. Solo 24 viajarían. En la parcela dividieron al lote en dos: el grupo A, que estaba integrado por 10 personas, y el B con las otras 14. Al mediodía del 18 de noviembre, la gente del A se subió a un furgón sanitizado y partió a la base naval de Talcahuano, donde estaba el "Sargento Aldea". El protocolo establecía que el vehículo...

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