La Corte Suprema y los derechos humanos - 5 de Agosto de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 736083241

La Corte Suprema y los derechos humanos

La reciente decisión de la Corte Suprema por la que se concedió la libertad condicional a siete condenados sacudió de pronto un asunto que el polvo del tiempo arriesgaba con camuflar.Se trata de la violación sistemática de los derechos humanos que llevó a cabo la dictadura y que parte importante de la derecha -es bueno no olvidarlo- durante mucho tiempo consintió.¿Qué significado posee ese fallo para la cultura pública? ¿Se trata de un simple incidente o de algo que arriesga dejar una estela en el futuro?Los derechos humanos: un imperativoPara saberlo, es imprescindible recordar el lugar que poseen los derechos humanos en las sociedades contemporáneas. Los derechos humanos son, por decirlo así, uno de los inventos más formidables de la cultura: según ellos, cada hombre o mujer posee una esfera de inmunidad que el Estado, por ninguna consideración, sea de utilidad, bienestar social o de cualquier índole, puede sobrepasar. Constituyen, para emplear una fórmula famosa, un imperativo categórico de las sociedades, un mandato cuyo respeto no depende de ninguna condición previa. Mientras un imperativo hipotético ordena algo como medio para alcanzar un fin, de manera que usted debe seguirlo si y solo si comparte el fin de que se trata, un imperativo categórico establece un deber incondicionado, un deber que pesa sobre el individuo fuere cual fuere el fin que decida perseguir.Ese es el caso de los derechos humanos.Si bien los individuos particulares pueden dañarse unos a otros (puesto que los particulares también cometen homicidios o mutilan), las violaciones a los derechos humanos poseen una especial gravedad, puesto que cuando ellos se verifican es porque el Estado, el órgano que monopoliza la fuerza, aquel que concentra los medios admitidos de coacción, se ha vuelto contra los propios ciudadanos cuya voluntad le ha dado origen. Hay, pues, una circunstancia especialmente grave en la violación a los derechos humanos. Si esa violación se tolera o se justifica, si de cualquier modo se es comprensivo frente a ella, si por el paso del tiempo o cualquier otra circunstancia prudencial, la condena de ese tipo de actos se morigera o se atenúa, sin que medien razones fuertes para ello (razones que, como ocurre en el caso de los enfermos terminales, provengan de la propia idea de derechos humanos), entonces se deterioran las bases de legitimidad del Estado al que los ciudadanos prestan obediencia y al que entregan el monopolio de la fuerza en el entendido...

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