Cordobeando - 27 de Agosto de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 692191945

Cordobeando

El contemporáneo sombrero de huaso es cordobés. Se ve como cordobés. Con eso es suficiente. Y entonó notablemente, desde que comenzó a usarse, el traje de huaso, con su chaquetita corta, y la faja y demás. Porque antes era un camisón y unos pantalones y un poncho largo y sin salero alguno. Y ojotas, para colmo. Hoy, claro, ya no se ven ojotas; las últimas que conocí las usaba una de mis tías, que era monja capuchina y se las fabricaba ella misma con neumáticos viejos de auto. Poco cómodas han de haber sido. Pero la monja nunca tuvo juanetes.

Vagando una vez por Córdoba fuimos a dar a la Medina Azahara, de precioso nombre, lleno de sugerencias aromáticas (no hay sentido más evocador y complejo que el olfato). Lugar tanto más sugerente cuanto que está en ruinas: ah, aquel inmenso salón abierto por el frente hacia una gran piscina, cuya agua se reflejaba en el cielo raso afiligranado de aquella estancia, moviéndose y haciendo brillar las piedras preciosas que antaño lo adornaban, y las paredes... Sabía, en efecto, lo que era vivir, aquel gran bribón del Califa.

Y sabía también comer. Se pregunta uno por qué, cuando se habla de "hierbas provenzales", no se habla, más bien, de "hierbas andaluzas", puesto que en Andalucía se dan las mismas y...

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