La constitución en los grandes escritores - 7 de Mayo de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 930564322

La constitución en los grandes escritores

Según Albert Camus, "la función del escritor es evitar que la civilización se destruya a sí misma". No es de extrañar, entonces, que el imaginario constitucional afín a este propósito cobre vida en el testimonio y pluma de autores insignes. Cervantes dice a través del Quijote que el fin y paradero de las letras humanas es, precisamente, "... poner en su punto la justicia distributiva y dar a cada uno lo que es suyo entender y hacer entender que las buenas leyes se guarden". Este aporte de la literatura al ethos y cultura constitucional de una nación es invaluable.Quien elabora o aplica una Carta Magna debe cultivar el saber literario para ser, en palabras de Walter Scott, arquitecto y no albañil jurídico. Esta es la razón por la que Camilo José Cela fue investido senador -"traje de chupatintas", según él- para introducir enmiendas de estilo y redacción en la Constitución de España, única que puede gloriarse de haber sido corregida por un Premio Nobel de literatura.La presencia de la Constitución en las letras es vasta. Solo repasaremos algunos destellos clásicos conforme a un itinerario de textos propio de la geografía de una norma fundamental: conceptos, autoridades, de derechos fundamentales y efectos de su infracción.La necesidad de limitar el poder a través de la Constitución queda justificada en el verso de Defoe de que "todos los hombres serían tiranos si pudieran". Asimismo, Gabriela Mistral miraba a Chile como un barco que solo llega a puerto cuando una mitad de la tripulación no quiere ni puede echar por la borda a la otra. Una Carta Magna evita este exceso porque equivale a la conciencia jurídica de todo un pueblo. De ahí que, para nuestra nobel poetisa, "el compromiso subrayado de la constitucionalidad" debía ser la "línea tónica de nuestra historia"; "mi crianza chilena es la democracia en república".Esta idea opera incluso respecto de constituciones no escritas o codificadas. No en vano Mr. Podsnap, personaje de Dickens en Nuestro común amigo, observa que la Constitución británica, de carácter costumbrista, es obedecida en las calles por ingleses que sienten mucho orgullo por ella. Mismo sentimiento invadió a un empequeñecido Gulliver cuando debió explicar el gobierno de Inglaterra al rey de Brobdingnag, en la saga de Swift: "Imagina, pues, amable lector, con qué frecuencia deseé poseer la elocuencia de Demóstenes o Cicerón para poder cantar las alabanzas de mi propio y querido país, en un estilo digno de sus méritos y felicidad".Ahora bien, por corresponder a un instrumento de moderación de todo poder, no es de extrañar que la Constitución sea aborrecida por los extremos políticos que ansían imponerse por la vía violenta. Así lo consigna Balzac en su Comedia...

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