Consignas del octubrismo - 15 de Octubre de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 947566658

Consignas del octubrismo

La lectura de nuestro cuerpo especial da cuenta de cuán mal ha envejecido el octubrismo y toda la épica que se intentó levantar en torno al 18 de octubre. Cuatro años después parecen inverosímiles y hasta ridículas las reacciones de entonces frente a la ola de violencia que se instalaba en las ciudades, la exaltación del lumpen como supuesto agente de cambio y la imposición de pseudo verdades hegemónicas: Chile, el país más desigual del mundo; Piñera, el Presidente que les declaró la guerra a los chilenos; no son 30 pesos, son 30 años (de abusos); y una idea transversal a sus propuestas que procuraba imponer una especie de lucha de clases forzando así de forma maniquea la división de los chilenos entre buenos y malos, un pueblo virtuoso versus una élite corrupta.Patente queda también el oportunismo de la mayoría de la oposición de la época -hoy oficialismo-, que buscó montarse en esa ola para imponer su programa político, rechazado un año y medio antes en las urnas, y hasta perseguir la desestabilización de un gobierno y la destitución del Presidente democráticamente elegido. Incluso quienes se mostraban más institucionales, a lo menos conminaban al mandatario a aceptar un "parlamentarismo de facto " -como lo sostuvo el entonces presidente del Senado, Jaime Quintana- si quería terminar su período.Pero además el octubrismo ha envejecido mal en otra dimensión, su promesa de dar inicio a un nuevo Chile. Es evidente que cuatro años después no solo no hemos avanzado, sino que nuestros problemas se han agravado. Las cifras económicas dan cuenta de un estancamiento prolongado, al tiempo que se han agudizado a niveles críticos los problemas de seguridad pública y crimen organizado, el déficit habitacional o la educación, donde la pandemia solo vino a ser la coronación de una crisis que ya venía de antes, con las paralizaciones de clases en los colegios municipales y la violencia en los liceos emblemáticos.Muy mal suenan hoy esos eslóganes de campañas pasadas que exigían una educación de calidad, pontificaban sobre la urgencia de darles valor agregado a nuestras exportaciones, reclamaban un papel central para el Estado empresario e industrial, o la jactancia de considerarse los grandes defensores de la probidad y de la transparencia. Y es que ni siquiera han podido cumplir la promesa de moralización política que proclamaban. Lo ocurrido en el llamado caso Convenios, con sus equívocas reacciones posteriores, es demasiado elocuente.Más allá de...

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