La conservación de las aves rapaces es clave para el control de plagas - 8 de Abril de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 776259965

La conservación de las aves rapaces es clave para el control de plagas

Ya sea por su majestuosidad, como el cóndor o el águila; su agilidad, como el halcón o el peuco, o una particular belleza, como la lechuza blanca o el milano bailarín, las aves rapaces no pasan inadvertidas. Ocupan la cúspide de la cadena trófica y casi no tienen enemigos salvo el ser humano, que las acusa de ser verdugos del ganado y de las aves de corral.Pero la fuente de alimentación principal de la mayoría de las 35 especies que viven en Chile -de las cuales seis son nocturnas-, es muy particular. "Las rapaces comen, en términos generales, roedores. Me atrevería a decir que para algunas especies constituye más del 90% de su dieta", asegura Andrés Muñoz, investigador de Centro de Estudios Agrarios y Ambientales (CEA) de la U. Católica de Temuco, quien junto a sus colegas Jaime Rau y José Yáñez editaron Aves Rapaces de Chile. Se trata de un extenso compendio del conocimiento sobre estas especies en el territorio nacional.Aparte de roedores, algunas rapaces suman pequeños mamíferos como conejos, culebras, y otras aves como las palomas. Entre los casos más excepcionales están el pequén ( Athene cunicularia ), un pequeño búho que se alimenta principalmente de insectos, y el águila pescadora ( Pandion haliaetus ), la que se alimenta de peces vivos.El cóndor por mucho tiempo fue acusado de ser un depredador de ovejas y otros animales domésticos, pero en realidad es un carroñero, es decir, se alimenta de restos de animales muertos."La gente conoce poquísimo las aves rapaces, incluso en los campos", asegura Muñoz. "Confunden el peuco con la mayoría de las especies diurnas o le llaman lechuza a todas las nocturnas", sostiene.En la publicación participan 30 investigadores, incluyendo biólogos, ecólogos, veterinarios, expertos en conservación y paleontólogos. Muñoz cuenta que todo derivó de un proyecto realizado a principios de la década pasada por el CEA para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y que tenía como objetivo favorecer la conservación de las aves rapaces como controladores biológicos eficaces del hanta virus, lo que llevó a obtener la mayor documentación posible sobre ellas.Del campo y la ciudadLa primera edición de 2004 fue mucho más modesta que la actual, que en casi 600 páginas y más de 300 fotografías y dibujos no solo las describe, sino que además profundiza en su ecología, evolución, sonidos, características de vuelo y conservación.Esta vez también abordaron la percepción del público que -reconoce- es muy...

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