Conociendo la labor diplomática de Agustín Edwards Mac Clure - 27 de Mayo de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 374546022

Conociendo la labor diplomática de Agustín Edwards Mac Clure

-¿Qué lo ha motivado a usted a estudiar con detalle la vida pública de Agustín Edwards Mac Clure?

"Habiendo investigado las relaciones chileno británicas en el período de la Primera Guerra Mundial a través de fuentes inglesas, en las que ya me había encontrado con Agustín Edwards, me pareció razonable trabajar el tema desde el lado chileno, principalmente a través del archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores. A ello se agrega el comentario que me hiciera alguna vez mi tutor, el recordado profesor Harold Blakemore, sobre la riqueza e interés de los informes que enviaba Agustín Edwards a la Cancillería. De ahí surgió un proyecto de investigación financiado por Fondecyt, cuyo producto son los artículos monográficos que usted conoce (ver recuadro). Hay material para más, incluyendo algunos aspectos de su vida en Londres y su visión del panorama internacional europeo".

-¿Cómo definiría usted su personalidad?

"Era un hombre muy inteligente, se podría decir brillante, con una gran curiosidad intelectual, que se interesaba por todo. Era muy exigente consigo mismo, muchas veces esforzándose más de lo que su cuerpo podía dar, y así fue que falleció a una edad relativamente temprana. Se lo dijeron, pero iba contra su naturaleza. Vivía de sus nervios -entonces se hablaba de neurastenia, hoy diríamos estrés- y más de una vez su médico le recomendó reposo; pero le costaba desconectarse y solía mantenerse en contacto con su base de operaciones en Londres o sus colaboradores en Chile a través de telegramas".

"Asimismo, por el hecho de haber perdido su padre a temprana edad, debió asumir la jefatura de la familia, una responsabilidad que tomó muy en serio".

-A su juicio, ¿cuáles fueron los atributos personales sobresalientes que lo hicieron un hombre prominente en la política y en la vida diplomática?

"Su inteligencia, interés por los problemas públicos, su empuje y voluntad para acometer tareas pendientes y lo que hoy llamaríamos capacidad para formar equipos, sumado a su posición social y fortuna familiar -por entonces importante a la hora de ganar elecciones- le auguraban un gran futuro en política. En 1910 estuvo muy cerca de alcanzar la Presidencia de la República después de una destacada actuación como ministro de Relaciones Exteriores. Me parece, sin embargo, que fueron estos mismos méritos, sumados a su relativa juventud -tenía entonces 32 años- los que generaron o agudizaron la resistencia o envidia de sus adversarios, que maniobraron para...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR