Concha y Toro, oasis en riesgo - 6 de Septiembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 526975078

Concha y Toro, oasis en riesgo

Enrique Concha y Toro le compró el palacio. Era minero, como la mayoría de los que más aportaron al paisaje urbano de Santiago, porque quienes buscan oro, plata o mantos de nitrato, pareciera que viven de fantasías, viendo espejismos. El Barrio Concha y Toro tiene, por lo mismo, un ambiente irreal.

Es cierto que fue la viuda de Concha y Toro, Teresa Cazotte, la que urbanizó, pero el sello es muy minero. Hastiados tal vez de los horizontes planos del desierto, en las ciudades construían lugares exóticos por lo general, como "oasis urbanos". Tal como lo oriental se prestó para varios ensueños (Palacio Concha Cazotte, Palacio de La Alhambra), a la hora de urbanizar resultó óptimo el modelo de Camilo Sitte. En uno y otro caso, está el amor a las curvas y el rechazo a las rectas.

Es lo opuesto al modelo del Barón Haussmann en París, replicado desde Buenos Aires hasta la India, con anchos bulevares y avenidas rectas con monumentos, una orquestación abierta que celebra su propia grandeza.

Camilo Sitte rechazó la creación parisina, prefirió el rincón que se encierra. En Viena, al ver que el emperador Francisco José quería monumentalizar la ciudad a costa de destruir las callejuelas que le daban su carácter, se indignó. Sentía que lo germánico debía ser irregular, como la naturaleza; no había que copiar los modelos latinos que, grandiosos, se alejaban de lo natural.

Su idea, evocada aquí en el Concha y Toro, tiene esa riqueza; callejuelas curvas que brindan sorpresas a medida que se recorren, cada casa diferente, un escenario imprevisible como un bosque, caminable y con rincones.

Sufrió deterioros y abandonos este microbarrio, pero la creciente valoración de lo urbano lo tiene de nuevo en trance de una eventual recuperación, con ese símbolo que es la Plaza de la Libertad de Prensa. Hace dos años que se hacen actividades culturales, cumplió una década la osada apuesta gastronómica (merece un reconocimiento Joseph...

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