Comercio ambulante al interior del metro se organiza para 'repartirse' los vagones - 9 de Septiembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 692948133

Comercio ambulante al interior del metro se organiza para 'repartirse' los vagones

Estación Plaza Puente Alto. El final del recorrido y el chofer anuncia que "todos deben descender". Las dos comerciantes salen conversando y saludan a un grupo de vendedores que esperan al final del andén. Ahí tendrán que esperar alrededor de 15 minutos -dependiendo de la cantidad de vendedores que haya- en una fila improvisada para subirse a otro carro a vender su productos. Esa -la de Plaza Puente Alto- es una de las más de 20 filas que están distribuidas en todas las líneas del metro, en estaciones como Vicuña Mackenna, Franklin, Tobalaba, Irarrázaval, Plaza de Armas o Los Héroes, y con las cuales los vendedores ambulantes se organizan, a espaldas de Metro, para dividirse los carros y así no competir entre ellos y tener mayores ganancias.

Llega un nuevo tren a la estación y es el turno del "chino": se para, se despide entre bromas y entra al tren anunciando a viva voz sus productos.

La red oculta

El sistema es simple: todas las líneas del metro han sido divididas por tramos y en el inicio de cada sector hay una fila, que la mayoría de las veces pasa inadvertida entre la gente, pero si se pone atención se pueden encontrar grupos de 4, 8 o hasta 10 vendedores ambulantes -dependiendo de la hora y día-, esperando su turno en los andenes. Así, cada vendedor aguarda paciente en la fila hasta que su turno llega y tiene un tren en el que puede subir a vender sin competencia.

Aunque hay excepciones. Puede haber más de un comerciante en el mismo tren, pero solo si los productos que ofrecen no son los mismos, como chocolates y chicles; chicles y agua; agua y parches curitas, etc.

Ailine es comerciante en la Línea 4 del metro hace cuatro años y cuenta que, a pesar del orden, "aquí no es llegar y entrar a la fila. Esto es como una empresa privada y los choros no dejan entrar a cualquiera". Agrega que "acá hay muchas familias enteras, hermanos, primos, y si alguien quiere entrar, tiene que llegar apadrinado de algún choro". Ailine cuenta que hace unas semanas llegó un cubano al metro porque quería vender. "Él no tenía casa, trabajo y estaba solo en Chile, pero no lo dejaron entrar porque ya somos muchos trabajando y hay algunos que piensan que este negocio es de ellos".

Una trabajadora de aseo de estación Plaza Puente Alto, que prefiere reservar su identidad, afirma que los comerciantes "se tomaron el lugar". Agrega que "el otro día había uno que vende chocolate y lo escuché decir que en un día se hace $50 mil, entonces cómo van a dejar que otro les...

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