El qué y el cuándo comer son igual de importantes para tener una buena nutrición - 22 de Junio de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 643484809

El qué y el cuándo comer son igual de importantes para tener una buena nutrición

Muchas veces, por jornadas de trabajo extensas o en turnos, así como por el llamado " jet lag social", la gente deja de comer en los horarios habituales debido a la falta de tiempo que generan las actividades cotidianas, lo que provoca que no se suministre combustible al organismo según el reloj biológico interno.

Así lo comprobaron investigadores del King's College de Londres y de las universidades de Newcastle y Surrey, en el Reino Unido, en una revisión de toda la evidencia disponible hasta ahora.

"El estilo de vida actual se ha vuelto más exigente e irregular. Los patrones de consumo de alimentos han cambiado en las últimas décadas: muchas comidas se omiten, ya no se come en el hogar, se hace a la rápida o muy tarde en el día", dicen los autores.

Un conjunto de hábitos poco saludables que aumentan el riesgo de desarrollar problemas como sobrepeso y obesidad, diabetes tipo 2 o hipertensión (los que unidos se conocen como síndrome metabólico).

"Uno de los pilares fundamentales de una alimentación saludable es respetar los horarios de comida; es decir, desayunar, almorzar, tomar once y comer. Cuando uno hace ayunos muy prolongados -más allá de cuatro horas-, se llega con mucho apetito a la comida siguiente, y se come más de lo que se necesita", explica Andrea Valenzuela, magíster en Nutrición de la Clínica Alemana.

Así, cuando no se respeta ese cronograma, vienen los problemas.

"Comer de manera inconsistente puede afectar a nuestro reloj interno o ritmo circadiano, que normalmente sigue un ciclo de 24 horas", precisa la doctora Gerda Pot, del King's College. "Muchos procesos metabólicos del cuerpo siguen un patrón circadiano, como el apetito, la digestión y el metabolismo de la grasa, el colesterol y la glucosa".

El fenómeno se complica aún más por alteraciones en el ciclo sueño/vigilia, asociadas también a un ritmo de vida que no va a la par con el reloj biológico.

"En la semana se tiende a dormir poco y despertamos obligados, y no de forma natural; entonces, el cuerpo no responde de la misma manera, y es habitual que no se tengan ganas de tomar desayuno, por ejemplo", comenta el doctor Andrés Garrido, académico de la U. de Santiago y médico asesor del Departamento de Salud de Lo Espejo.

Ahí comienza a perpetuarse un círculo vicioso en que se va postergando el hambre para la...

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