El combustible del futuro, desafortunadamente - 22 de Abril de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 506748390

El combustible del futuro, desafortunadamente

¿Qué más se puede pedir? Es barato y simple de extraer, enviar y quemar. Es abundante: las reservas comprobadas ascienden a 109 años de consumo corriente, reconoce BP, el gigante energético británico. En su mayoría son lugares políticamente estables. Hay una amplia variedad de vendedores confiables, como BHP Billiton (de origen angloaustraliano), Glencore (anglosuiza), Peabody Energy y Arch Coal (ambas americanas).

Otros combustibles se ven acosados por la interferencia del Estado y los carteles, pero en esto los consumidores de la industria -en calefacción, generación de energía y metalurgia- son firmemente responsables de mantener los precios bajos. Del mismo modo que esta maravilla de combustible ahora ofrece la mejor alternativa para países pobres que desean hacerse ricos.

Tales argumentos son la base para una nueva campaña de relaciones públicas puesta en marcha por Peabody, la empresa de carbón privada más grande del mundo (que a diferencia de algunos de sus rivales, es rentable gracias a sus minas australianas de bajo costo). El carbón sería en verdad una bendición, si no fuera por un pequeño problema: es devastadoramente sucio. La minería, el transporte, el almacenamiento y la quema están cargados de caos, así como de peligro. Las minas profundas exponen a los trabajadores a condiciones insoportablemente sucias y peligrosas. Pero la minería a rajo abierto, que ahora es la fuente de gran parte del carbón del mundo, arrebata la tierra vegetal y consume el agua. El transporte de carbón trae una multitud de problemas ambientales.

El incremento de las emisiones de dióxido de carbono y el aumento en el consumo amenaza con "freír el planeta", como lo recordó el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) a todos en un nuevo reporte esta semana. El CO {-2} hace al océano ácido; la quema de carbón también produce dióxido de azufre, que provoca derrumbes de edificios, picadura en los pulmones y otros químicos tóxicos. De acuerdo con algunos cálculos, las centrales eléctricas a carbón emiten más radiactividad que las nucleares. Liberan diminutas partículas letales. Por unidad generada, las centrales de carbón causan muchas más muertes que las nucleares, y más todavía que las de petróleo.

Pero la pobreza mata a las personas también, y un crecimiento lento puede costarles a los políticos sus puestos de trabajo. Dos décadas de preocupaciones ambientales han probado solo una restricción marginal en la industria global de carbón...

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