Coleccionismo: historia de una pasión - 30 de Marzo de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 501454946

Coleccionismo: historia de una pasión

El coleccionista puede ser visto como un maniático o como alguien que encontró un segundo ejemplar de lo que sea y se ve compelido a buscar un tercero, y a seguir. Si se coleccionan libros sobre coleccionismo, los de Philipp Blom y Pierre Le-Tan pueden integrarse al inventario.

De los coleccionistas se pueden escribir distintas clases de libros. Los hay del tipo de celebración divertida que muestra fotos de ejemplares del "nerdismo" que sonríen disfrazados de tripulantes de la nave Enterprise en su habitación repleta de juguetes de la serie "Star Trek". Otros adoptan una perspectiva académica o "científica", adentrándose en las raíces psicológicas, sociológicas o históricas del coleccionar. Otros son simplemente libros de recuerdos en que coleccionistas o colecciones son parte de la vida. "El coleccionista apasionado", de Philipp Blom, es una mezcla de los dos primeros tipos. El de Pierre Le-Tan, "Algunos coleccionistas", es uno del tercero.

Del Renacimiento al siglo XX

Blom es autor de una serie de libros divulgativos sobre temas históricos, pero "El coleccionista apasionado" los precede en su idioma original. Su interés en el coleccionismo se lo debe a "tres viejos" coleccionistas que conoció.

Su relato parte de los gabinetes de curiosidades o cámaras de maravillas renacentistas. Eran depósitos de rarezas, que contenían no solo lo hermoso o emblemático, sino lo extraño e incomprensible. Entre los siglos XVI y XVIII las colecciones fueron de pretensión universal y estaban repletas de cosas curiosas o extraordinarias. El caso de Rodolfo II de Habsburgo, el emperador en busca del conocimiento total, que llenó sus palacios con antigüedades, cosas exóticas y mágicas: cuernos de unicornio, dragones, clavos del Arca de Noé, la mandíbula de una de las sirenas que encontró Ulises en su viaje, tratados alquímicos. John Tradescant, por su parte, el jardinero del duque de Buckingham que coleccionó especímenes botánicos que cambiaron el paisaje inglés para siempre, además de curiosidades. La colección era impresionante: se habló del "Arca de Tradescant". Su hijo continuó la tarea, dejando su tesoro a su viuda, quien no pudo resistir los acosos de Elias Ashmole, quien se hizo de todo.

Otra figura ejemplar en la historia del apoderamiento crónico es el muy viajado Hans Sloane, cuya colección formó el centro del British Museum (y luego del Museo de Historia Natural): sus armarios que contenían insectos, conchas, huevos de aves, 7.000 frutos distintos...

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