Colchagua, entre lluvias y parras - 9 de Julio de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 937189628

Colchagua, entre lluvias y parras

HACIA frío. Solo unos días atrás pasó ese temporal intenso por la zona central, y en los caminos interiores del valle de Colchagua , los terrenos seguían barrosos. Todavía se sentía una humedad helada cubriendo todo en el campo. Era el entorno cuando nos detuvimos, entre los pueblos de Palmilla y Peralillo, a minutos de Santa Cruz, en la viña MontGras, uno de los clásicos de la zona, pero que tiene algunas novedades.Apenas llegados, nos encontramos con Adolfo Hurtado, gerente general, quien se veía satisfecho con las aguas caídas en la semana final de junio. "En los últimos inviernos hemos tenido que regar para igualar la lluvia que no ha caído. Este año aparentemente no tendremos que hacerlo", dijo de entrada a la propiedad que tiene 650 hectáreas.En plenos días de invierno, el paisaje era nostálgico: las parras estaban completamente desnudas. Solo quedaba la maraña de ramitas color castaño, y la ausencia de verdor hacía que la casa patronal donde funciona MontGras se viera más grande, imponente. Lo mismo pasaba con los cerros que rodean a la viña, y con los árboles de hoja perenne y flores que resisten a los fríos. El verdadero color lo ponía, en todo caso, una manada de ovejas y cabras que se movían libremente entre las parras, mientras sus crías corrían entre acequia y acequia. Era inevitable sentir ternura al verlos juguetear."Desde que comenzamos con la producción orgánica, no podemos ocupar químicos ni herbicidas", decía Adolfo: "Por eso, en invierno traemos a los animalitos que nos ayudan a controlar las malezas", agregó mientras nos movíamos por el terreno húmedo, donde se levantan las parras. "Usualmente la poda comienza a fines de julio. La última poda es de la cepa carmenere: entre más tarde se poda, más tarde brota", dijo luego, para explicar que las ovejas pastorean estas tierras hasta que las parras comienzan a mostrar los primeros brotes. Ahí las sacan para que no se coman esas hojas tiernas y terminen dañando un proceso lleno de sabiduría y precisión en los tiempos.Cuando terminamos el recorrido, podíamos escuchar el canto de los pajaritos. Eran los mismos murmullos inagotables que nos habían acompañado durante la caminata y el preámbulo para lo que venía: la degustación.MontGras recientemente ha impulsado una serie de transformaciones. La propuesta se...

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