Cocinar (y comer) en la nieve, ayer y hoy - 10 de Julio de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 731702877

Cocinar (y comer) en la nieve, ayer y hoy

Si hay algo que ayudó a conservar la comida por más de tiempo, en una época en la que era impensable tener un refrigerador a 3 mil metros de altitud, fue la inclinación sur de las pendientes nevadas de La Parva."Es que todo era muy rústico", recuerda Elliete Graber, pionera esquiadora chilena de origen suizo. "Teníamos una especie de caja que se llamaba carnicera, con una rejilla para que entrara el aire. La dirigíamos hacia el sur, porque en esa dirección estaba más helado". Junto a su marido, el francés Philippe Polette, fueron testigos de los primeros intentos por amar una vida habitable en torno al deporte que los apasionaba: el esquí.Algo similar recuerda Pazuni González, la cuarta hija (de un total de ocho hermanos) de Ricardo González, cuya familia era muy conocida entre los primeros que subieron a La Parva. "(La caja) era una especie de alacena que daba para el exterior. La abrías con una puertecita y hacia afuera había una rejilla. La poníamos hacia el lado sur, donde llegaba menos sol. Si nevaba mucho no podías bajar, entonces no llegábamos a clases; eso era entre entretenido y nervioso. Muchas veces la comida que había no era suficiente, entonces yo tenía una cuñada que subía, algo absolutamente de locos, hasta Farellones, después tomaba otro andarivel que llegaba al Colorado y finalmente caminaba hasta La Parva para llegar con un pedazo de carne. Cuando habían esas nevadas quedabas incomunicado: no había teléfono, celular, nada, ni siquiera refrigerador".Christine Bossonney, hija del intrépido emprendedor de La Parva André Bossonney, también recuerda la rejilla que miraba hacia el sur. "Allí se ponían el jamón, la mantequilla, todo lo que necesitaba refrigeración. No podías dejar las cosas en el balcón, porque se las comían los zorros", dice. "Fue un esfuerzo increíble porque había que llevar de todo. El camino era de tierra, no había luz, todo era con lámparas, de esas Petromax (a gas), lo único que había era agua", recuerda.Abrir huellaEn la década del treinta, antes de que existiera el camino hasta Farellones y de la primera generación de pioneros, lo que se veía en la montaña eran "gringos locos" que subían por una carretera de 22 km para llegar a una bodega de láminas metálicas, que pertenecía a la mina Disputada de las Condes, donde pernoctaban. El lugar era Corral Quemado.Agustín Edwards Budge, quien presidió el Ski Club Chile durante ocho años desde 1937, contaba algunas anécdotas sobre esta travesía en el libro "El Ski...

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