Las claves japonesas para tener una empresa exitosa
Desde el fondo de la sala se escucha el murmullo que dejan casi 300 personas que no saben muy bien quién es ese japonés que se para frente a ellos. Cerca de 1,60 de estatura, la cara arrugada y el pelo entrecano no permiten definir la edad. De pie sobre la tarima, sonríe y los ojos asiáticos casi se le esconden, mientras se soba las manos.
"Quiero presentarme. Mi nombre es Carlos Kasuga Osaka, soy hijo de unos inmigrantes japoneses que tuvieron la visión, la dicha, de escoger México, y que con molde japonés me hicieron allá en México. Soy de fabricación japonesa, pero orgullosamente, hecho en México", dice al iniciar su presentación frente a los productores lecheros que asisten a su charla en Chilelácteo 2015, en Valdivia.
Este mexicano hijo de inmigrantes japoneses es el creador y director, entre otros, de Yakult México, empresa de origen nipón que diariamente vende cerca de 3,5 millones de frascos de bebida láctea con lactobacillus, lo que significa una facturación de un millón de dólares diarios y que se ubica entre los 15 empresarios más importantes de su país, según Forbes México, y que fue invitado a presentar el tema "Calidad y productividad al estilo japonés".
"Si queremos tener una empresa, una familia, un entorno, una institución de calidad, lo primero que tenemos que hacer es empezar con nosotros mismos y con nuestra gente de ir formando hombres de calidad total", dice.
En la sala, la atención se vuelve más intensa y poco a poco se convierte en un silencio total ante las palabras en perfecto "mexicano", silencio que se mantendrá por cerca de una hora y media, interrumpido solo por las carcajadas que cada tanto provocan las anécdotas que cruzan su discurso.
Un discurso en el que, a través de anécdotas y de un continuo viajar entre la cultura japonesa y la mexicana, comienza a dejar caer conceptos de lo que hay detrás del éxito de Yakult México, así como de las otras empresas que formó.
Para Kasuga, la clave del éxito está detrás de conceptos como puntualidad, honestidad, disciplina, compromiso y estudio.
"Si un profesor parte 10 minutos tarde su clase, y tiene 30 alumnos, se perdieron 300 minutos; los que divididos por 60, que son los minutos que tiene cada hora, significa que se perdieron cinco horas, !Cinco horas que que no se recuperan nunca¡", comenta. También insiste en la necesidad de hacer bien las cosas desde el principio, porque eso permitirá sentirse bien -"el que da más de lo que recibe, va a sentir bienestar, porque dí lo mejor de mí a todos con los que tuve contacto, y eso se llama felicidad", plantea-, y eso será lo que finalmente permitirá obtener los resultados que se quieren.
Insiste en lo de los valores: "Después del tsunami, en Japón no salieron militares ni policías con metralletas a las calles. Tampoco hubo turbas robando los supermercados. Al contrario, los supermercados bajaron sus precios y la gente compraba solo lo que necesitaba, y cuando se cortó la luz, en lugar de irse con las cosas, comenzaron a devolverla a los anaqueles. Eso, señores, son valores".
Transmitiendo valores
Para Kasuga, la educación es clave, pero...
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