La ciudadela perdida de los incas - 27 de Agosto de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 647677957

La ciudadela perdida de los incas

De Valdivia, de acuerdo a la historia oficial, no fue con indirectas a los habitantes del valle del Mapocho. Les dijo claro y fuerte que la Iglesia católica era la única válida; que existen superiores y vasallos, que los cristianos españoles serían los señores, que sería mejor que esto les agradara porque serían como padres amorosos para ellos, pero que si se oponían, recibirían guerra, y sus mujeres y niños serían esclavos. Les dijo que los cristianos necesitaban una colonia en la cual vivir, así que debían ceder el terreno alrededor del cerro Huelén, ocupado por el cacique Huelén Huala, el mismo del cuadro.

El arqueólogo Rubén Stehberg ha tenido unos meses ocupados. El matinal Buenos días a todos, el 14 de julio, lo tuvo más de 45 minutos en pantalla mientras explicaba sus últimos descubrimientos: en una excavación en el patio del Museo Histórico Nacional, frente a la Plaza de Armas, el equipo que lidera halló, junto a restos de piezas coloniales, trozos de inconfundible cerámica inca.

Stehberg se graduó de arqueólogo en los 70, con una tesis que proponía que De Valdivia, lejos de comenzar a construir una ciudad desde cero, ocupó un centro administrativo inca que ya existía: una ciudadela con edificios públicos, caminos, sistemas de riego y población. No una "ciudad" en el sentido europeo, pero sí un lugar conectado en términos políticos con el Cusco, la capital inca. La evidencia documental arroja hasta el nombre del "gobernador" del valle del río Mapocho: Quilicanta, un gran señor venido desde el Perú. Stehberg también trabajó en desenterrar el pucará (fuerte inca) del cerro Chena: ¿para qué los incas construirían una fortaleza en la entrada sur del valle, si supuestamente no había nada que defender?

La tesis más aceptada hasta el momento era que los incas estaban aquí en una especie de ocupación a medias, quizá con mitimaes, unas "colonias" (se supone que Macul, por ejemplo, era una proveniente del actual Ecuador) de personas traídas desde las zonas centrales del imperio. Una ocupación más bien preocupada de hacer negocios con la población local.

Sin embargo, los arqueólogos han desenterrado mucha evidencia inca en todo el valle de Santiago, la mayoría son entierros funerarios: cuerpos y cerámica fúnebre. Pero no es todo: existen las evidencias de caminos, puentes, chacras, actividades religiosas (el famoso niño del cerro El Plomo) y de presencia militar no solo en Chena. Demasiado como para una "ocupación a medias".

Pero las cosas...

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