Una ciudad en la palma de Pellegrini - 13 de Abril de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 431313318

Una ciudad en la palma de Pellegrini

Si no te recuerdan, no importa lo bueno que seas.

El camino entre la estación y el centro de Málaga muestra varios locales cerrados, algunos de forma permanente, golpeados por la crisis. El río Guadalmendina, totalmente seco pese a ser el invierno más lluvioso en años, marca el comienzo del casco histórico de la ciudad, llena de turistas, de bares, la mayoría con un lienzo azul y blanco en la entrada en honor al Málaga Club de Fútbol, que, al día siguiente, juega el partido más importante de su historia frente al Borusia Dortmund de Alemania.

Si se sigue el cauce del río, ciudad arriba, La Rosaleda aparece inexorablemente: el estadio fue construido a su lado. Un grupo de hinchas busca entradas, agotadas hace días. Dejan el lugar por el tradicional Paseo de Martiricos. Ni ellos, ni los trabajadores del Centro de Ciencia que está a la derecha, ni los periodistas del diario El Sur de Málaga ubicado al frente, ni los voluntarios del cuerpo de Bomberos, ni los estudiantes de los colegios colindantes lo saben, pero probablemente, en un año más, cuando pasen por ahí, lo harán encima del Paseo Manuel Pellegrini.

El Málaga ha tenido, al menos, ocho nombres distintos desde su fundación desde 1904, lo que, hasta el año pasado, no hacía mayor diferencia: condenado a la mediocridad, se dedicó a deambular siempre en las divisiones menores del fútbol español, con apariciones esporádicas en la serie de honor. Pero jamás se enraizó en la ciudad. Fernando Puche, el presidente más recordado en la historia del club, es además una rareza casi imposible de encontrar hoy: un hincha original.

"He visto La Rosaleda desde que se hizo, cuando apenas tenía una tribuna. Acá, después de la Guerra Civil la gente andaba con camisetas del Athletic de Bilbao. Y después, de tan a los tumbos que andaba, los niños usaban las del Real Madrid o el Barcelona".

Puche, fue, de hecho, protagonista del último gran terremoto del equipo, cuando en 1994 cambió nuevamente de nombre -de Málaga FC a Málaga CF- para evitar la desaparición por deudas. Primero compró acciones y después fue elegido presidente. En cuatro años al mando, el equipo pasó de la tercera división a la primera. En 2003 llegaron a los cuartos de final de la Copa UEFA, altura impensada. Pero algo seguía sin fundirse entre la ciudad y el equipo.

A Pedro Contreras le dicen hasta hoy "Coke" Contreras, como el mediocampista chileno, popular en España en los 80. Fue el arquero de ese equipo, el único jugador en la historia del Málaga que ha jugado un Mundial (Japón y Corea 2002), y lo resume así. "Me acuerdo salir al campo de La Rosaleda durante los cuartos del final, y había apenas 10 mil personas, menos de la mitad de la capacidad. Nos mirábamos las caras: por qué no estaban las gradas llenas de gente rompiéndose la garganta, alentándonos. Al final no avanzamos más y al otro día la gente seguía con las camisetas del Barcelona o el Madrid en la calle. Todo lo que pasa ahora es nuevo, jamás había ocurrido antes".

Son las 12:30 horas del miércoles, el día del partido, y el café Candela, de Gonzalo Peralta, está sin clientes. Permanecerá así por las próximas dos horas. El dueño, chileno, carpintero, con 10 años en Málaga, mira a su esposa, también chilena, con resignación y dice: "La cosa está muy mala acá".

En el último año la crisis económica ha golpeado tanto el negocio que tuvieron que despedir a las dos meseras. Calculan que la mitad de los negocios como el suyo, en el barrio universitario, donde están ubicados, ha tenido que cerrar y la otra mitad está en vías. Solo los fines de semana el café se llena con vecinos, muchos de ellos cesantes, que se juntan a discutir de fútbol.

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