El cine inclasificable de Sepúlveda y Adriazola - 1 de Septiembre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 737755977

El cine inclasificable de Sepúlveda y Adriazola

-Bienvenidos a ver El Pejesapo, una película inclasificable -dice el presentador, antes de que el archivo comience a proyectarse en la pantalla.Y allí aparece el personaje principal, Daniel SS, un suicida frustrado a la orilla de un río, que más tarde matará a una pareja de viejos, deambulará por Santiago en busca de empleo y tendrá una relación amorosa con un transexual que trabaja en un circo.No es primera vez que alguien se refiere al cine de Sepúlveda y Adriazola de esta manera. En Suiza, cuando mostraron Mitómana, la segunda película de su filmografía, el jurado de un festival en el que participaban la calificó como un OFNI: un objeto fílmico no identificado. "Nunca nos han gustado las clasificaciones", dice Adriazola.Prefieren eso a estar dentro de una categoría. O que les digan que su temática es marginal, como varias veces han sido reseñadas sus películas: "¿Cómo va a ser marginal algo que es cotidiano en las poblaciones?", se pregunta Sepúlveda.CineastasCuando era niño, José Luis Sepúlveda tenía una obsesión. Se paraba frente a las ventanas y se imaginaba que las escenas que ocurrían detrás del vidrio eran parte de una película. No tenía idea de cómo se hacía cine ni menos qué era una cámara, pero armaba diálogos y conflictos con todo lo que se atravesaba en el cuadro: "Tuve esa idea luego que unos tíos me invitaran a ver Starsky y Hutch en una tele a color. Gran parte de mi descubrimiento del cine tiene que ver con ellos, que siempre estaban interpretando personajes. A veces se creían Paul Newman y en otras ocasiones, Charles Bronson", dice.Por entonces, Sepúlveda tenía 10 años, vivía en la Villa O'Higgins, en La Florida, y era hijo de dos profesores que militaban en la Izquierda Cristiana. Todos sus recuerdos de esa época están cruzados por la persecución de la dictadura, como las veces en que sus padres tuvieron que refugiarse en casas ajenas o cuando los carabineros se enfrentaban en las poblaciones.Sepúlveda estudió en seis escuelas que ya no existen, hasta que llegó al Instituto Nacional para hacer la enseñanza media. "En ese tiempo, el colegio estaba inclinado a un sector de derecha. Los profesores andaban sapeando a los estudiantes que tenían ideas más libres, y si cachaban a uno, lo echaban. De los 45, éramos tres los de izquierda", recuerda.No había otra cosa que lo convocara más que la actividad política. También le gustaba el arte, pero eso resultaba inalcanzable. "Dar ese paso era saltar a un abismo", agrega.A Carolina Adriazola le pasaba algo similar. El cine llegó a su vida cuando tenía 15 años y se pasaba tardes enteras viendo películas en el Normandie. Aunque era cinéfila, estudiarlo estaba muy lejos de lo que su familia podía pagar. Ni siquiera lo pensó cuando salió de cuarto medio y entró a trabajo social en la Universidad Católica, donde estuvo 3 años hasta que abandonó en 1999.Al año siguiente, Adriazola ingresó a cine a la Universidad Arcis y allí conoció a Sepúlveda, que hasta entonces había trabajado en una empresa de embutidos, había estudiado un año...

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