Cimientos de papel - 19 de Mayo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 720856325

Cimientos de papel

Y a lo decía Henry James: "Hay tres cosas importantes en la vida. La primera es ser amable. La segunda es ser amable. Y la tercera es ser amable". Así que no sé por qué hago esto. Podría escribir acerca de El hilo fantasma, la película de Paul T. Anderson; o de La materia de este mundo, la antología de poemas de Sharon Olds que publicó hace tiempo Gog&Magog; o de El funambulista, de Jean Genet; todas obras sobresalientes con las que me regocijé estos días. Pero no. Vengo a hablar mal. Además, este texto está repleto de spoilers, y no ofrece conclusiones sino desconcierto. Invertí muchas horas de mi vida mirando la serie de televisión más burda que haya visto jamás. Se llama La casa de papel, como todos saben es española y narra el atraco a la Casa de la Moneda de Madrid llevado a cabo por una banda que toma a varios rehenes, se encierra con ellos y, a lo largo de días, imprime casi mil millones de euros para luego fugarse a través de un túnel.

Los capítulos están recorridos por una voz en off cuyas funciones son a) narrar lo que sucede al mismo tiempo en que sucede (lo que la vuelve innecesaria); b) narrar situaciones que no puede conocer puesto que no las ha presenciado (lo que la vuelve un disparate); c) lanzar frases sentenciosas anticipando catástrofes que nunca sobrevienen (diciendo, por ejemplo, "Y ese fue el comienzo del fin" cada media hora, de modo que "el comienzo del fin" no sobreviene nunca). Hay muy obvios "homenajes" a películas de Tarantino, no tan obvios "préstamos" de películas como El caso Tomas Brown, y el nivel de actuación, protoescolar salvo por la actriz que interpreta a la delincuente apodada Nairobi, consiste en un abanico de dos expresiones: mirada altiva-mentón alzado; mirada rabiosa-mentón al pecho.

Suceden cosas tan payasescas como un acto de sexo desenfrenado dentro de una caja fuerte entre uno de los miembros de la banda y una rehén embarazada que acaba de recibir horas antes un disparo en la pierna por parte del mismo miembro de la banda con el que está teniendo sexo desenfrenado. Se ven cosas tan grotescas como muertos que respiran y parpadean ostensiblemente. Se proponen como verosímiles situaciones irrisorias, por ejemplo que los rehenes acepten colaborar con la banda a cambio de recibir, luego de la fuga, un millón de euros !por correo¡ ("Hola, señor exrehén, vengo de Fedex. Aquí tiene un millón de euros.

¿Me firma el recibo?"). Pero, noche tras noche, ahí estaba yo enganchada a Netflix, partiéndome de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR