La cim Rad a - 22 de Mayo de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 904916896

La cim Rad a

E ra su turno de escalar. Los exploradores Camilo Rada y Miguel Bugueño se dirigieron a la cumbre del macizo Craddock, emplazado en el cordón Centinela, en la región más desértica de la Antártica. Era un día perfecto: el sol y el hielo se extendían hasta el infinito, bajo una atmósfera galáctica. El objetivo era recuperar el GPS Trimble 5700 que sus compañeros de expedición habían dejado el día anterior en la cima para medir la altura de la montaña, hasta entonces fijada en 4.650 metros. El equipo -compuesto por dos chilenos, un inglés y un australiano- operaba bajo la tesis de que la zona tenía errores en sus mediciones. Tras recuperar el GPS, ad portas del regreso, algo imprevisto los detuvo: al norte del Craddock se erguía una pequeña y nevada cumbre que nunca había sido escalada. Un tesoro. Un llamado irresistible."Es un pecado no ascenderla", pensó Rada.Tomaron un desvío por una ancha planicie de hielo en dirección a la montaña sin nombre. Esta vez, la sensación que los invadía era distinta: esa aparente falta de sentido del montañismo, esa inutilidad, se veía reemplazada por un propósito tangible. Una vez ahí, en la cumbre, se dijeron: "¿Cómo no la vamos a medir?".Jamás pensaron que esa montaña llevaría uno de sus nombres.Lo que no se ha hechoEsta historia podría haber pasado al olvido, como tantas otras hazañas que ocurren en la montaña. Y es que no todos los exploradores y aventureros operan con la lógica de las redes sociales, donde compartir los logros se ha transformado en una religión. Unos pocos, entre ellos Rada, prefieren vivir la experiencia de manera más discreta, como si el contacto con la naturaleza, para ser auténtico, precisara de mayor intimidad, de mayores secretos.Camilo Rada (41 años, investigador y profesor de la Universidad de Magallanes) es lo que podríamos llamar un naturalista del siglo XXI, fuertemente inspirado en antecesores como Humboldt y Lliboutry. Igual que ellos, lo suyo es la ciencia en contacto directo con la naturaleza y sus fenómenos y no en los confines de un laboratorio.Así fue desde niño: le encantaba recolectar especies, identificarlas y luego clasificarlas de acuerdo a sus nombres científicos. Su pasión lo llevó a ser amigo del reconocido entomólogo Luis Peña, quien seguramente influyó en su sueño de ser naturalista. Más adelante, pasó por estudiar Agronomía, Biología y finalmente Astronomía, carrera que terminó eligiendo. Sin embargo, su deseo de especializarse en algo que lo mantuviera en la naturaleza lo llevó a realizar sus posgrados en Geofísica y Glaciología. Incidió también el hecho de que no quería encasillarse en una sola ciencia (muy al estilo de Humboldt).Mientras construía un formidable currículum académico, Rada también avanzaba en su oficio paralelo: el montañismo. Se podría decir que tuvo suerte ya que alcanzó a ser parte de la última generación que tuvo a Claudio Lucero como profesor de...

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