Cientista familiar y el Sename: 'La violencia es la defensa de estos menores vulnerados' - 26 de Marzo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 672138517

Cientista familiar y el Sename: 'La violencia es la defensa de estos menores vulnerados'

Así se llamaba el niño de dos meses que recibió Sandra Román Mardones en su casa, como guardadora del Sename.

Fue una decisión familiar, ya que con su marido ya tenía tres hijas. Fue una opción social.

En Punta Arenas, donde vivían, hace 15 años no había un lugar para acoger a niños en riesgo social. Formaron una agrupación de familias con ese fin y ella recibió a un pequeño con dos kilos de peso. Había sido seismesino y, al nacer, la balanza marcó 800 gramos. Era hijo de padres adolescentes que decidieron entregarlo para adopción.

Cuando le tocó llevarlo al primer control médico, le dijeron que Ignacio tenía una parálisis cerebral. Comenzó una lucha, primero contra la enfermedad. Informaron al tribunal y le respondieron que había que conseguirle un cupo en el Pequeño Cottolengo. Ella y su marido dijeron que no, que Ignacio no iría a una institución. "Siempre he creído que un niño necesita criarse en un contexto familiar". Inició un trabajo terapéutico que provocó un apego muy fuerte entre el niño y la familia.

Le habían informado que como guardadora tendría al menor entre tres y seis meses, hasta que le consiguieran padres adoptivos. Ahí comenzó a darse cuenta de que nadie movía un papel, no hacían trámites que movilizaran esta búsqueda rumbo a la adopción. "El sistema era y sigue siendo muy burocrático. Nosotros siempre esperamos que el Sename hiciera algo por él". Pero no ocurrió.

"Ignacio era un niño feliz, muy alegre y muy querido. Pasó a ser nuestro hijo". Pero la opción de ellos no había sido adoptar, sino guardar.

La discapacidad de Ignacio confabulaba contra la adopción. Después de tres años llegaron unos padres italianos a buscarlo.

A la familia de Sandra le costó mucho reponerse. Lo habían incorporado como un miembro más de la familia.

En recuerdo del niño al que adoraban, crearon, junto con otros matrimonios, el Hogar Ignazio Sibillo. Ignazio con zeta, porque así es el nombre en Italia. Y Sibillo, porque ese es hoy su apellido; el de la familia que lo convirtió en su hijo. El centro tiene 20 niños derivados por medidas de protección. Van desde recién nacidos hasta los seis años.

Las tres hijas de Sandra siguieron carreras motivadas por el caso: dos son psicólogas y una estudió Educación Diferencial.

El Hogar Ignazio Sibillo es colaborador del Sename.

"Es bien doloroso cuando tienes que hablar del Sename por dentro", dice Sandra Román. "Hay mucho dolor, mucho abandono. Ver a los niños como aturdidos... Todos sabemos la realidad...

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