Ciencia y guerra: inventos y encrucijadas - 26 de Abril de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 567482018

Ciencia y guerra: inventos y encrucijadas

"La guerra planteó problemas tecnológicos cuya solución militar requirió de investigaciones científicas que, una vez terminado el conflicto, se convirtieron en una riqueza para la sociedad civil", señala el ingeniero matemático Álvaro Fischer.

Eso sí, científicos destacados, como Albert Einstein, Robert Oppenheimer y Alan Turing, entre muchos otros, se enfrentaron al dilema del desarrollo tecnológico versus la destrucción masiva. Un ejemplo fue Einstein, declarado pacifista, cuyas investigaciones aportaron al desarrollo de la bomba atómica. Fue el propio Einstein quien le envió una carta, en 1939, al Presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt en la que explicaba la destrucción que podía generar el uso de energía nuclear, la cual motivó la creación del conocido "Proyecto Manhattan", que concentraría sus fuerzas en fabricar las dos bombas atómicas que se lanzarían seis años después en Japón.

Según el Premio Nacional de Ciencias Jorge Allende, el sentido de culpa que experimentaron algunos de los científicos líderes, como Einstein, Enrico Fermi y Robert Oppenheimer, se expresó en la negación de seguir trabajando en bombas más potentes y destructivas, lo que les significó críticas y aislamiento por parte de los líderes políticos.

Detección a distancia

Antes de que estallara la guerra, países como Estados Unidos, Alemania e Inglaterra pusieron a sus mejores científicos, matemáticos, físicos y biólogos a trabajar en institutos de investigación en busca de mejores tecnologías bélicas. Así se descubrió el radar. Durante la década de 1930 se especulaba que realmente existía un rayo que podía inhabilitar o incluso matar a una persona a la distancia. Ante el rumor de que Alemania ya había desarrollado uno, el ministro del Aire de Inglaterra encargó, en 1935, al físico Robert Watson-Watt y a su ayudante, Arnold Wilkins, la construcción de una versión británica del "rayo de la muerte".

Lo que realmente habían desarrollado los alemanes eran radares de vigilancia aérea -el "Feya" en 1934- y de antena parabólica -"Würzburg" en 1935-, que constituyeron su defensa durante la guerra. Los investigadores norteamericanos, por su parte, se basaron en los aportes de Guillermo Marconi para trabajar en una señal de radio continua que probaron en el río Potomac y que en 1936 derivaría en un radar de impulsos.

Sin embargo, fue el trabajo de los ingleses, en sus esfuerzos por dar con "el rayo de la muerte" -que finalmente resultó imposible- lo que...

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