Cien años después de la revolución, Putin intenta reinventar a Rusia mirando hacia atrás - 5 de Noviembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 696062753

Cien años después de la revolución, Putin intenta reinventar a Rusia mirando hacia atrás

La ex superpotencia vio que su influencia política se redujo y lo mismo ocurrió con su importancia económica. Vivió y revivió momentos de caos. Pero aún quedan sobre el inconsciente colectivo los antiguos momentos de gloria: la heroica victoria en la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo de la bomba atómica, la carrera espacial, la rivalidad con Estados Unidos.

La Rusia de 2017 está en busca de una nueva identidad. Es precisamente eso lo que el Presidente Vladimir Putin intenta construir con mano de hierro desde que asumió el mando en el 2000. En el poder hace casi dos décadas, el líder ruso defiende un nuevo proyecto de nación, siempre volviendo, tal vez de forma contradictoria, a la vocación imperial de esta que fue la segunda potencia del planeta. Su popularidad se alimenta, en cierto modo, de la nostalgia.

"La revolución de 1917 creó la tarea de modernización sistémica del país, de formar las instituciones de la sociedad civil y el Estado de Derecho. Eso es lo que todavía vivimos hoy. La agenda no está finalizada. Por eso, muchos historiadores defienden que la revolución aún no ha terminado", dijo a O Globo el investigador Kirill Soloviev, del Instituto de Historia de Rusia.

La nostalgia de las glorias pasadas impulsa la agenda del presente. Bajo la batuta de Putin, el imperio se reordena y flexiona sus músculos para reconquistar su lugar en el ajedrez de la geopolítica mundial. La retórica militar, por cierto, ha sido una constante en la Rusia de Putin y uno de los temas preferidos en la televisión del país, que muestra diariamente programas sobre guerras actuales y pasadas. Con ayuda del alza de los precios del petróleo y un escenario económico mundial favorable en la primera década en el poder (2000-2010), el líder ruso había dado al país una estabilidad no vista desde hace mucho tiempo. A cambio recibió apoyo de buena parte de la población y una aprobación que, hoy, incluso bajo sanciones, es del 85%.

"La revolución es un mito. Fue un cambio que interesaba a un grupo que quería tomar el poder. Benefició a algunos. La gente vivía mal, pasaba hambre. Nadie tenía nada. ¿La vida es óptima hoy? No. Aprendimos a convivir con la pobreza. Pero no cabe duda de que es una vida mejor", dijo Gleb Andreevich, ex profesor de historia, hoy vendedor en uno de los cientos de tiendas Evrocetr, de smartphones y accesorios.

Esa visión no es un consenso. La profesora Natalia Dimitrovna, de 52 años, habla con nostalgia de los tiempos de la Unión...

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