Ciberacoso de género. ¿virtual o real? - Tratado de bioética, cibernética y derecho digital. Desde el balcón de los derechos fundamentales - Libros y Revistas - VLEX 976313188

Ciberacoso de género. ¿virtual o real?

AutorCatalina Ruiz-Rico Ruiz
Cargo del AutorProfesora Titular de Derecho Constitucional Universidad de Jaén
Páginas361-379
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CiberaCoso de género. ¿Virtual o re al?
caPítulo XX
ciberacoso De género. ¿Virtu al o real?
Catalina Ruiz-Rico Ruiz*
1. INTRODUCCIÓN
La actual digitalización del maltrato y la violencia presenta una dimensión consti-
tucional por su impacto lesivo en los derechos fundamentales. Las agresiones y dis-
criminación se expanden a través de las nuevas tecnologías, victimizando especial-
mente a niñas y mujeres. En particular, el ciberacoso y sus múltiples manifestaciones
vulneran los derechos de igualdad, a la integridad moral, dignidad o libre desarrollo
de la personalidad, y plantean una protección reforzada por razón de sexo y género.
El reconocimiento de un ciberacoso sexista posibilitaría la traslación al ámbito
virtual de la agravante de género, así como la aplicación de medidas preventivas.
Al margen de ensanchar la delimitación de la violencia de género más allá de las
relaciones de pareja, con objeto de evitar un agravio comparativo, e incluso, efectos
discriminatorios entre las víctimas de acoso y violencia en las redes.
El riesgo de plurivictimización desde una perspectiva de género por la concurren-
cia de acoso presencial y virtual mediante móvil, correo electrónico y cualquier otro
medio tecnológico cuestiona la agravación de los delitos y conductas penales. El in-
cremento de la vulnerabilidad y daño moral por la difusión en las redes exige una
respuesta jurídica proporcionada a la indefensión de las víctimas 1.
2. CIBERACOSO Y MALTRATO VIRTUAL DE GÉNERO
Las nuevas tecnologías posibilitan la dominación entre sexos y pueden agravar
la desprotección de las víctimas 2. En particular, la dominación de las mujeres y su
Profesora Titular de Derecho Constitucional Universidad de Jaén.
1 Vid., AA.VV., Conducta bullying y su relación con la edad, género y nivel de formación
en adolescentes, Psicogente, 13 (23): pp. 13-26. Junio, 2010. Universidad Simón Bolívar.
Barranquilla, Colombia. ISSN 0124-0137 EISSN 2027-212X http://www.unisimonbolivar.
edu.co/rdigital/psicogente/index.php/psicogente, admite que tradicionalmente se ha
observado que las formas de maltrato entre las mujeres encajan dentro de la dinámica
conocida como Agresión Relacional caracterizada por un mayor número de hostilidades de
tipo social y psicológico que se puede presentar en las relaciones sociales de las mujeres
de todas las edades y niveles de formación.
2 Donoso-Vázquez, T/ Rubio Hurtado, M.J./ Vilà Baños, R., Las ciberagresiones en función
del género…, cit., doscientos, pág. 200, las redes sociales y los nuevos espacios virtuales
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Catalina Ruiz-RiCo Ruiz
subordinación a través de las redes sociales se facilita por el anonimato y la ocultación
del agresor, la permisividad y superior tolerancia a las agresiones virtuales. Sin em-
bargo, el daño a la víctima se multiplica por la propagación y difusión de la violencia
y la posible conuencia del acoso presencial y ciberacoso.
Respecto de esta última tipología, denominada acoso mixto, un estudio del Centro
de Investigación Infantil contra Crímenes de la Universidad de New Hampshire se-
ñala que los episodios mixtos, los que se producen tanto en persona como a través de elementos
tecnológicos, son más propensos que los que emplean sólo la tecnología a involucrar a
los autores que sabían cosas embarazosas sobre la víctima, se producen en diversas
ocasiones, duran un mes o más, implican daño físico y comienzan como broma antes
de convertirse en algo más grave. Una tendencia, la del acoso mixto, al alza y cuyo
aumento preocupa sobremanera debido a que aumentan la duración y las lesiones,
mientras que facilita la participación de múltiples autores, por lo que la víctima sufre
un mayor daño.
Según datos de la Fiscalía la gran incidencia las nuevas tecnologías, evidentemente van
en aumento, en todas sus modalidades, delitos contra la integridad moral, descubrimiento y
revelación de secretos, amenazas y otros, así como destaca la distribución entre menores de
fotografías de ellos y sobre todo de ellas desnudos/as, incluso entre menores de 14 años.
En particular, el ciberacoso presenta un impacto de género como admite una en-
cuesta de 2014 a cargo del Pew Research Center de los Estados Unidos (8), concluyen-
do que las mujeres se enfrentan en una proporción muy superior a la de los hombres,
a formas graves de ciberacoso, en concreto, de ciberhostigamiento y de acoso sexual
en línea 3.
Esta tesis se corrobora en otros estudios: “las pruebas documentales que se van
acumulando indican que existe un fenómeno creciente que afecta de manera des-
proporcionada a las mujeres y las niñas, con graves repercusiones en la vida «real»
de las víctimas. Ha de ser prioritario mejorar los datos desglosados por géneros a escala de
la UE relativos a la prevalencia y los daños los estudios disponibles indican que las mujeres
constituyen el objetivo de ciertas formas de ciberviolencia en una proporción muy superior a
la de los hombres. En una encuesta a más de 9 000 usuarios de internet alemanes de 10 a 50
años de edad, se determinó que la probabilidad de que las mujeres hayan sido víctimas de acoso
sexual en línea y de ciberhostigamiento era signicativamente superior a la de los hombres,
y los efectos de estas formas de violencia son más traumáticos para las víctimas. En el futuro
inmediato, las deniciones de ciberdelincuencia en el sitio web de Migración y Asuntos de
proporcionan a agresores y acosadores un nuevo campo de acción con nuevas posibilida-
des y facilidades.
3 Desde los primeros estudios realizados hasta entonces en los países pioneros en la inves-
tigación sobre el bullying, Noruega, Suecia y Finlandia, se evidenció que había un mayor
número de implicados varones que mujeres como en el Estudio Nacional Noruego de
1983 realizado por Olweus (1999). Otro aspecto a tener presente en el estudio del cibera-
coso son las diferencias de género ya que los resultados al respecto no son concluyentes.
Así, mientras que algunos trabajos no encuentran un nexo estadístico
entre ciberacoso y género (Finn, 2004), otros si lo encuentran (Li, 2006) y apuntan a que
los chicos (en comparación con las chicas) suelen ser los que cometen más actos de cibera-
coso, y las chicas (en comparación con los chicos) suelen ser las víctimas mayoritarias de
este tipo de violencia (Burgess-Proctor & al., 2009; Calvete & al., 2010; Estévez & al., 2010;
Félix-Mateo & al., 2010; Finn & Banach, 2000).

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