Christus, el samaritano cauteloso - 12 de Noviembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 696435221

Christus, el samaritano cauteloso

Un reportaje televisivo reveló que una niña murió esperando un trasplante.

No cabía duda de que la niña necesitaba el trasplante y que de él dependía su vida. Lo que no se sabía era si contaba con una red familiar, o algo equivalente, que la cuidara una vez que el trasplante se practicara. La red de salud que la atendía -la red UC Christus- solicitó entonces un informe acerca de su situación familiar y social para cerciorarse de que la niña recibiría los cuidados pre y postoperatorios debidos.

El Comité de Ética de la red UC Christus declaró:

"...la condición de precariedad familiar, social y personal de esta paciente hacen que el trasplante cardíaco no esté indicado".

Como no hubo un informe que desmintiera esa precariedad, no se la incluyó en la lista de trasplantes.

La niña murió.

El caso de Daniela Vargas -ese era su nombre- plantea un problema moral: si acaso las condiciones familiares de las personas deben ser o no relevantes a la hora de recibir un trasplante.

Un argumento utilitario mostraría que sí, que esas condiciones debían ser consideradas, tal como lo hizo el hospital. El argumento utilitario aconseja adoptar aquella conducta que maximice la utilidad de los recursos. Practicar un trasplante a una persona sin tener la certeza de que tendrá los cuidados postoperatorios adecuados equivale a tolerar que el uso de esos recursos sea ineficiente. Algo así pudo temer el hospital. Y de ahí su cautela. ¿No sería mejor utilizar el esfuerzo del trasplante en otro niño o niña cuya situación familiar asegurara su cuidado y evitara que el trasplante acabara siendo inútil?

El argumento parece impecable, pero es errado.

Los niños y niñas deben ser tratados con igual respeto y consideración, con prescindencia de la forma en que fueron concebidos y sin considerar la conducta de sus padres o de su familiares. Este principio deriva de otro más básico: los seres humanos son responsables por los actos voluntarios que ejecutan, pero no pueden serles reprochadas las circunstancias que no dependen de su voluntad. Esta es la razón por la que es incorrecto distribuir los cupos de un colegio atendiendo a la situación familiar de quienes postulan a él. Si eso se tolerara, se estarían distribuyendo las oportunidades educativas en atención a factores involuntarios como la cuna. Y algo así sería lesivo de la dignidad y la igualdad que se deben a las personas (y a los niños).

Esa es también la razón de por qué, si se asignara un cupo...

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