La chilena asesinada en el Congo - 8 de Abril de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 676838193

La chilena asesinada en el Congo

Zaida tenía 6 años cuando me preguntó: "Mamá, ¿qué puedo hacer para que el mundo sea mejor?". Yo le dije que ser abogada, porque podría lograr cambiar las leyes y saber cómo funciona la sociedad. Después de eso, no había otra cosa en su cabeza que estudiar derecho.

Quería ser activista y probablemente eso lo heredó de mí, que desde mi infancia he estado en organizaciones medioambientales y me interesa la justicia, la igualdad entre los sexos, la naturaleza y el trato a las personas. También lo heredó de Mario Catalán, su padre chileno, que llegó a Suecia en 1975 como exiliado político. Mario siempre se preocupó por la defensa de los derechos humanos.

A él lo conocí por amigos en común, y porque él quería aprender sueco, y yo, español. Nos casamos y tuvimos a dos hijas maravillosas, Zaida y Elizabeth. Las dos también tienen la nacionalidad chilena.

A los 7 años, Zaida conoció Chile y le encantaron la música y los huevos que comía. Adoraba a su papá y cuando yo le daba dinero para un paseo de su colegio, ella lo usaba para comprarle algo a Mario.

De niña era amable, muy simpática. Un profesor escribió esto de ella: "Pensamos en ti Zaida como una alumna muy fuerte, empática, abierta al mundo, independiente, ambiciosa, con gran personalidad, que utiliza su energía y sabiduría de manera generosa".

Vivíamos en una parcela en las cercanías de Högsby, al sur de Suecia, lejos de todo, porque queríamos estar cerca del campo. Yo era profesora de español e inglés en un liceo y Mario trabajaba operando maquinaria en una planta nuclear. Zaida se mudó luego a Estocolmo para estudiar derecho y desde 2001 se integró al Partido Verde Joven. Ahí comenzó una intensa carrera como activista. Entre 2007 y 2008 lideró el partido junto a Gustav Fridolin, actual ministro de Educación. Me acuerdo de que Zadia tenía muchos debates en la televisión. El año siguiente intentó un cupo en el Parlamento, pero no lo logró. Eso no la desanimó, porque sabía que podía ayudar a la sociedad de otra manera.

Pronto se unió a la ONU y en 2010 fue a su primera misión, precisamente en el Congo, donde estuvo por dos años. Luego vino Afganistán y después Palestina. Investigó sobre los derechos humanos y la igualdad de género. Trabajó para la Unión Europea, educando a policías sobre abusos. Zaida tenía una forma de enseñar muy paciente. Siempre en sus proyectos incluía a su familia, me decía que hiciéramos cursos. Su ilusión era ser algo más. Zaida tenía 36 años, era feminista, le...

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