Chile le saca partido a la sustentabilidad
"N o es un tema de ganar más plata. La principal motivación de los viñateros se produce por un camino de mentalidad, de forma de ver la vida. Es algo bien profundo. El fuerte desarrollo de la tecnología y la velocidad con que vivimos ha hecho que las personas quieran volver a las raíces. A la naturaleza se la ve con respeto, hay preocupación por lo que pasa con la comunidad y, por supuesto, por el bienestar de los trabajadores. La sustentabilidad es lo que engloba todas esas preocupaciones", sostiene Mario Pablo Silva, gerente general de la Viña Casa Silva.El ejecutivo ha sido testigo y actor de la creciente adopción de la sustentabilidad en la agricultura chilena. En 2008 fue el instigador, junto al académico Yerko Moreno, de la Universidad de Talca, de un proyecto de código de sustentabilidad para la Asociación de Viñas de Colchagua. La iniciativa buscaba establecer normas mínimas para el manejo de los viñedos. El proyecto se presentó a un concurso para obtener financiamiento estatal a nivel regional, pero no fue aceptado. Un par de años después, cuando Mario Pablo Silva ya estaba instalado en el directorio de Vinos de Chile, propuso revivir el código, pero a nivel nacional. La iniciativa se concretó con el respaldo técnico del Consorcio i+D de Vinos de Chile y con financiamiento estatal.El código de sustentabilidad de los viñateros partió con un énfasis en el manejo de los campos. Sin embargo, al poco andar también adquirió importancia lo que pasaba en la bodega, desde el tipo de contrato de los trabajadores hasta el uso de protecciones de seguridad para evitar accidentes. También se sumaron las relaciones con la comunidad en el entorno a la viña y la responsabilidad en torno al desarrollo de campañas de consumo moderado de vino."Al principio, incluso a mí me costó que en la viña el directorio y los gerentes engancharan con ponerse esas exigencias. Con los trabajadores también. Fue difícil convencer al operador de la grúa que usara el casco, pues estaba acostumbrado a no hacerlo". recuerda Mario Pablo Silva.En 2011 fueron 11 las viñas que se subieron al carro de las exigencias del Código de Sustentabilidad. Hoy ya son 79 las empresas certificadas, las que representan el 80% de las exportaciones de vino embotellado. El nivel de aceptación al que ha llegado es llamativo, porque su participación no es obligatoria.La sustentabilidad pasó a ser parte del vino chileno.Aunque el objetivo inicial no era facilitar la comercialización, sí ha sido una ventaja en los mercados escandinavos y en Canadá, en que los monopolios estatales de compra de alcoholes ponen especial énfasis en el impacto...
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