Chico Mendes y la disputa en la Amazonía contemporánea
Lo mataron de un escopetazo en el pecho, en la puerta de su casa, el 22 de diciembre de 1988. En el hogar estaban su mujer y sus hijos de dos y cuatro años. Los asesinos fueron dos hacendados, padre e hijo, Darly Alves da Silva y Darcy Alves da Ferreira; ligados a la brasileña Unión Democrática Ruralista. Francisco Alves Mendes Filho, Chico Mendes, tenía 44 años, buena parte de los cuales los dedicó a la defensa de la Amazonía y de sus habitantes, contra la deforestación de la selva en nombre del desarrollo económico, o la rentabilidad, en particular de las industrias agropecuaria, maderera, minera e hidroeléctrica.El año de su muerte, Mendes - seringueiro (recolector de caucho) devenido en líder sindical y ambientalista- participó en la creación de las dos primeras reservas extractivistas en la región de Acre. Dichas reservas son un modelo sustentable, rentable y comunitario de usufructo de la selva, impulsado por Mendes. Los hacendados se oponían. Darly Alves da Silva quiso deforestar un seringal expropiado en el que se crearía una reserva. Como otras veces, Mendes lideró el "empate", una acción no violenta para detener las máquinas e impedir la tala del terreno. Denunció amenazas de muerte en su contra, acusó a Darly Alves. Igual lo mataron.En 1990, los Alves fueron condenados a 19 años de cárcel por el crimen. La familia de Mendes fue indemnizada por el gobierno de Brasil, en 2009.La batalla del cauchoLa vida de Mendes es la de la Amazonía contemporánea. La novela "Senderos de libertad" (1992), del periodista y escritor español Javier Moro, cuenta la historia del cauchero para recrear la empresa colonizadora de la Amazonía durante la segunda mitad del siglo XX. El subtítulo del libro es decidor: "La lucha por la defensa de la selva".La historia comienza en el Nordeste brasileño, en el año 1942, atacado por la sequía. El joven Alfredo Eustaquio intenta encontrar agua y alimento para las pocas y escuálidas reses que tiene su familia; ella misma necesitada de agua, como las decenas de millones de nordestinos. "La escasez de agua había reducido la higiene al mínimo; piojos y chinches dejaban ronchas encarnadas en la piel de los niños. Alfredo, ocioso, se sumió en una melancolía apática".La Segunda Guerra Mundial le abrió una posibilidad. Debido al dominio japonés del Pacífico Sur, las fuerzas aliadas no podían abastecerse de caucho. Entonces acordaron con el gobierno brasileño -que ingresó a la guerra- reiniciar la producción de caucho en...
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