'Tenemos una chance de salir del hoyo en el que estamos metidos, con la Convención Constitucional. Ese es el plan A y no hay un plan B. Nos estamos jugando la historia'
mateur es quizá una de las palabras que más repite Manuel Marfán durante esta entrevista, para aludir a varias discusiones y proyectos de corte económico que hoy se debaten entre el Congreso y el Ejecutivo. El exministro de Hacienda que acompañó en el cargo al gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y también exconsejero y exvicepresidente del Banco Central, entra al debate. Y lo hace en una semana marcada por una crisis de proporciones de gobernabilidad en Chile. En medio de la pandemia y con un tercer retiro del 10% del fondo de pensiones ad portas de iniciarse mañana -luego de que el Tribunal Constitucional (TC) no accediera a tramitar el requerimiento del Gobierno para frenarlo-, Marfán cree que lo que hemos visto son manifestaciones de hechos más profundos: "En Chile se quebró el contrato social, y construir uno nuevo es lo que nos jugamos en la próxima Convención Constitucional", dispara de entrada.El también doctor de la U. de Yale -de alma socialista, aunque independiente hace años-, plantea que el contrato social construido en los 90, centrado en la pobreza, ya no identifica a la mayoría. Con un nuevo grupo mayoritario, una clase media todavía precaria, se requiere un tipo de contrato distinto. Pero a su entender, los últimos cuatro gobiernos no han tenido una estrategia para enfrentar estas nuevas condiciones, ni tampoco ha habido una clase política que haya asumido la necesidad de este nuevo contrato social."Una sociedad de clase media pide un Estado que le resuelva incertidumbres -que enfermedades, educación, pensiones no sean una catástrofe y los devuelvan a la pobreza-, el exceso de endeudamiento y que sus hijos sean mejores y no sufran discriminaciones o los abusos que ellos sufrieron. Todo eso significa una demanda distinta. La buena noticia es que por esta situación pasaron todos los países que hoy son desarrollados, y lo enfrentaron con algún tipo de estrategia que aquí en Chile no se ha discutido. Significa tener una política de seguridad económica. No es un camino de izquierdas o derechas, sino un camino que tiene el ancho suficiente como para deambular con alternancia", cree.-¿Es factible salir del estado de ingobernabilidad, de polarización y guerrilla permanente entre Congreso y Ejecutivo?"Tengo la sensación de que vamos a seguir viviendo esto durante el actual Gobierno y el actual Congreso. ¿Vamos a hacer algo de aquí a fin de año? No veo por dónde. Más bien, creo que la bala de plata para enfrentar esto hay que buscarla en la Convención Constitucional, precisamente porque allí no están los partidos que se han vuelto absolutamente clientelistas, cortoplacistas y sin estrategia país. Uno de los temas que hay que discutir es el régimen político y el sistema electoral, de manera de evitar el fraccionamiento de la política absurdo que tenemos. Y reflexionar sobre el tipo de promesa a la sociedad. No fueron 30 años malos, pero es un período que hoy no identifica a la mayoría. El gran éxito de esa agenda -la caída en la pobreza- ya no es relevante para una clase media mayoritaria".-¿De aquí al fin del Gobierno se ve difícil llegar a acuerdos en materias impositiva y previsional? ¿No lo ve factible?"No. Incluso más. Creo que ha sido una muy mala idea intentar tener una discusión de reforma previsional en las actuales circunstancias. Discutir en las actuales circunstancias y tener esperanza de que va a salir algo bueno de esa discusión en la reforma previsional, yo creo que es iluso. Al contrario, creo que le ha hecho mucho daño al sistema previsional. Yo creo que no va a haber reforma previsional en las actuales circunstancias. Y en los temas tributarios, el proyecto de ley que están proponiendo lo encuentro absolutamente amateur , malo, a pesar de que firmemente creo que hay que aumentar la carga tributaria, porque el nuevo contrato social va a requerir un Estado que tenga más capacidad de gasto".-¿Por qué en el proceso constituyente estaría la bala de plata, y no, a la inversa, que exacerbe estas discusiones?"No hay otra instancia -tiene muchos riesgos, nos estamos jugando los próximos 30 años-, pero un acuerdo político entre los partidos es imposible cuando en lo único que están pensando es en la próxima elección, y para qué decir los diputados y senadores. En cambio, la discusión constitucional...
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