El censo personal de una voluntaria haitiana
Entre los voluntarios haitianos destaca Rose Madsine, una joven de 19 años, quien estudia en las noches en un 2x1 para terminar cuarto medio, y en el día trabaja en un restorán de comida rápida. Rose se enteró cinco días antes de que en el censo se necesitaban traductores para encuestar a la comunidad de haitianos de Estación Central. Se lo contó su tío, quien hace unos meses es funcionario de la municipalidad. Rose cumplía con el principal requisito: hablaba español fluido, ya que luego de criarse en Gonaive -una ciudad al norte de Haití- vivió varios años en República Dominicana, donde emigró su padre en busca de trabajo.
-Nos citaron dos días antes del censo para capacitarnos, a los traductores y a los que también íbamos a censar. Éramos unos 200 -dice Rose con frases cortas y un español caribeño afrancesado, mientras espera que le entreguen el material para salir a encuestar.
Rose dice que tiene frío -hay 12 °- y se abriga con su chaqueta de cuerina café. Está esperando que llegue el resto de los voluntarios que faltan. Una hora y media después se reúne en un grupo de unas doce personas, entre las cuales hay otros tres haitianos: uno de ellos es su hermano mayor y a los demás los conoce de la iglesia cristiana a la que todos asisten.
Un supervisor -un chileno veinteañero- les entrega el material, una colación y les explica detalles de su labor. Rose saca de su cartera su celular, levanta el brazo y sonriendo se toma una selfie con los cuestionarios y carpetas en la mano. Ya está lista.
Al salir del colegio, el supervisor, les recuerda a todos que cada puerta que toquen es una familia. Entonces Rose hace una pregunta que detiene al grupo:
-¿Pero de qué puertas estamos hablando?
Todos las miran con extrañeza y ella aclara:
-Es que en mi casa, por ejemplo, hay una puerta que da a la calle, pero adentro vivimos varias familias.
El supervisor intenta explicar mejor con un dibujo en una libreta, pero a Rose no la convence.
Ella conoce cómo realmente son las cosas. Cómo serán las casas que visitarán.
Aterrizaje en Chile
Un día antes del censo. Martes 18 de abril a las 18:00 horas. En un pasaje de Cerro Navia, cuando está empezando a bajar el sol, se ve a Rose con el pelo rizado tomado en un moño caminando. Viene a su casa después del trabajo. Como mañana será el censo, esta tarde no tendrá clases en el 2x1.
Abre el portón de su casa, de madera y fierro, y camina por un pasillo de cemento. Sube unas escaleras de madera y llega a la puerta de su casa: una pequeña sala de muros rojos en la que hay una mesa de comedor, una televisión, un refrigerador y una cocina. Al costado, una puerta da a su dormitorio, donde duerme con sus cuatro hermanos. Afuera, donde está la escalera de madera, duermen en otra habitación sus padres, Raymond...
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