¿Por qué cayó Sánchez? - 29 de Octubre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 695732105

¿Por qué cayó Sánchez?

La última encuesta del CEP mostró una abrupta caída de Beatriz Sánchez en las preferencias. ¿A qué se debe esa pérdida?

Se ha atribuido a la disputa por la candidatura a diputado por Santiago que debió padecer y a las vacilaciones y demoras en comunicar su programa. Pero esas explicaciones parecen demasiado simples.

Debe haber otras razones más de fondo para una caída como esa.

Identificarlas puede enseñar lo que una candidatura, si aspira al éxito y no solo a la fugaz fama, no debe hacer.

Ante todo, el discurso de Sánchez y del Frente Amplio refleja una mala comprensión de la sociedad chilena. Como suele ocurrir con la política hecha desde un grupo con identidad generacional y conciencia de vanguardia (representados paradigmáticamente por Boric y por Jackson), ellos se representan a las mayorías como grupos heridos por la desigualdad, anhelantes de protección y de cuidado. Esa imagen (que es la contrapartida exacta de cómo sus líderes se ven a sí mismos: personas generosas y lúcidas que, sin padecer la injusticia, se empeñan en remediarla) no se condice del todo con la conciencia de los nuevos grupos medios que han experimentado una fuerte mejora en sus condiciones materiales, una mejora que ellos viven como fruto de su autonomía y su esfuerzo personal.

Ese paternalismo que transpira el discurso de Sánchez (inspirado en la imagen que sus líderes se esfuerzan en promover) irrita a esos grupos medios que no se reconocen en esa imagen de sectores sociales requeridos de protección, víctimas del maltrato, seres anhelantes de justicia. El paternalismo, en sociedades que se modernizan, atrae a los jóvenes ilustrados que se sienten llamados a un papel de vanguardia, pero no a las mayorías a quienes ellos erigen como objeto de su cuidado.

Se suma a lo anterior el hecho de que Beatriz Sánchez se muestra, de manera casi explícita, como una vocera de un discernimiento que no le pertenece, y no como una líder genuina, con ideas y visión propias. Esto es seguramente producto de otro rasgo, también generacional, consistente en atribuir a las decisiones colectivas una suma de virtudes que el discernimiento y el raciocinio individual no poseerían. Para un grupo que piensa que la suma de opiniones es más racional y acertada que el razonamiento individual (en esto están de acuerdo con la economía neoclásica, que considera virtuosa la suma de preferencias individuales), una candidatura presidencial es más una imagen que un liderazgo.

Ese modo de concebir la...

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