Casos de indisciplina revelan los dilemas de los colegios ante ley de inclusión
Unos alumnos de enseñanza media emplearon las redes sociales para menoscabar la imagen de algunos de sus profesores.
Publicaron mensajes altamente ofensivos, que complementaron con fotografías de los afectados... Por supuesto sin que estos últimos lo supieran ni menos lo autorizaran.
En el colegio no tardaron en enterarse.
Debido a la gravedad de la acción, los profesores estudiaron el caso y rápidamente identificaron a los estudiantes involucrados. "Eran dos a tres", según recuerda el sostenedor del establecimiento.
La primera medida adoptada en contra de los alumnos fue la suspensión. Y más adelante se les expulsó.
Ahora lo pensarían "dos veces"
El directivo reconoce que con la entrada en vigencia de las nuevas normas, hoy tendrán que "pensar dos veces" antes de imponer una suspensión o una expulsión en un caso como este.
Sin perjuicio de que, según entiende el colegio, la nueva ley permite "actuar" frente a faltas gravísimas, como agresiones a docentes o alumnos.
Precisamente, en la línea de la ley recién promulgada, el establecimiento viene aplicando desde hace un tiempo una "alternativa" a la suspensión.
Se trata de una "suspensión interna", en que al estudiante se le mantiene dentro del colegio, realizando actividades académicas, pero apartado de su curso.
En este plantel viñamarino, los padres y apoderados suelen apoyar los castigos contra los estudiantes. De hecho, muchos de ellos piden expresamente a los maestros ayuda para "disciplinar" a niños y jóvenes.
"Lectura mañosa" de la nueva norma
En el colegio tampoco pierden de vista el hecho de que la nueva ley está, según ellos, "incompleta". Pues falta que el Ministerio de Educación dicte aún una serie de reglamentos asociados a la normativa.
Les llama igualmente la atención que esté instalándose en la opinión pública una "lectura mañosa". Aquella de que ahora los alumnos podrán "hacer y deshacer" sin arriesgar sanción alguna.
Alumno de Vitacura trató a maestro de "trepador"El escenario del episodio fue un colegio particular de la comuna de Vitacura.
A mediados del año pasado, un alumno de cuarto medio encaró en duros términos a un profesor del establecimiento encargado de tareas de coordinación.
Puntualmente, el estudiante cuestionó la utilidad de su labor. Y lo trató de "trepador". Conducta que el establecimiento consideró grave.
El joven fue suspendido. En la práctica, la sanción se prolongó por casi un semestre, pues no pudo volver a clases.
Para que pudiera terminar el año, el plantel le permitió rendir las evaluaciones. Pero separadamente de sus compañeros. De hecho, no participó en la ceremonia de licenciatura.
En un comienzo, el joven y su familia resistieron la medida. Sin embargo, a la postre la aceptaron.
La falta de respeto al coordinador no fue el único hecho considerado a la hora de sancionarlo. Anteriormente había tenido problemas con profesores, a quienes solía "contestarles".
Capacitación para afrontar la norma
En el colegio tienen claro que la nueva ley no permitiría imponer una suspensión prolongada como la que se dio en este caso.
Precisamente, porque uno de los mandatos de la norma es abstenerse de imponer castigos que saquen al alumno de la sala de clases.
Menos todavía, el establecimiento podrá recurrir al expediente de la suspensión para castigar indisciplinas leves, como sucedía antes.
Aunque por períodos muy acotados, esa medida se aplicaba, por ejemplo, a quienes vulneraran la prohibición de llegar a clases con piercings o cortes de pelo "de fantasía", como les llaman los profesores.
El margen de maniobra que tienen ahora frente a este tipo de conductas es menor. Y se reduce más bien a tratar de convencer a los jóvenes para que...
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