El caso Matías del Río - 7 de Agosto de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 908432180

El caso Matías del Río

El asunto es conocido de sobra. Del Río es un periodista y conductor televisivo que, de pronto, fue sacado de un programa. Se dieron varias explicaciones para su ausencia: que se le quería proteger, que era muy de derecha y, por lo mismo, parcial en sus intervenciones, que hablaba demasiado.El diagnóstico generalizado fue que se trataba de un caso de censura.¿Lo fue?Por supuesto que no. Ello, claro, no significa que la medida haya sido correcta o bien intencionada; pero de ahí a llamarla censura es estirar demasiado las palabras. El de Del Río no es un caso de libertad de expresión.Si el director de un diario decide, de pronto, que un columnista es reiterativo y predecible, aburrido o partisano, y decide cambiarlo (nada de esto vale para Del Río y aquí va solo como ejemplo), sería ridículo decir que el columnista en cuestión es víctima de una censura. Lo correcto sería decir que simplemente se le evalúo mal, que se consideró que no lo hacía bien, o no todo lo bien que los directores del medio esperaban, que llevaba demasiado tiempo, que hay alguien mejor esperando allá afuera, que se requería mayor pluralidad de voces o, de plumazo, cosas así, y que por eso se le apartó. Y desde luego, podría discutirse si, al revés de ese diagnóstico, en realidad lo hacía bien, era original, nada partisano y muy inteligente. O sea, podría discutirse si la medida era o no correcta.Pero decir que es censura es incurrir en una demasía intelectual.Lo que en este caso pareció ocurrir es que una directora incumplió uno de sus deberes fiduciarios (el de reserva), dejándose llevar por esa pulsión adolescente de escribir en Twitter. Y que el directorio en su conjunto pareció por momentos creer que de lo que se trata en un canal público no es de pluralismo, sino de distribución casi aritmética de los puntos de vista, sin importar su calidad.Todo eso, claro, descontado que hoy se busca por aquí y por allá incidentes que permitan dar plausibilidad a algo que se decretó prematuramente por algunos: que el Gobierno no cree en la libertad de expresión.Todo eso junto condujo entonces a sostener que este era un acto de censura destinado a acallar a una voz disidente del Gobierno.Absurdo.La censura es un acto coactivo, o presumiblemente coactivo, ejecutado por el Estado o alguno de sus órganos con miras a impedir que alguien emita una determinada opinión o divulgue un determinado tipo de información. Los periodistas suelen hacer ambas cosas (emiten opiniones y divulgan...

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