La Carretera Austral en micro - 23 de Marzo de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 499984066

La Carretera Austral en micro

Zombis mochileros

La escena parecía sacada de una película de zombis. En Puerto Tranquilo, 223 kilómetros al sur de Coyhaique, y con el lago General Carrera de fondo, una veintena de mochileros se acercó a la micro que, a esa altura del viaje, yo ya aborrecía. Sin aire acondicionado y remeciéndose por completo con cada hoyo del camino, la micro se estacionó mientras el tumulto de mochileros la rodeaba como poseídos por el sol de las tres de la tarde. Apenas el chofer abrió la puerta, escuché:

-¿Le quedan pasajes? Vamos hasta Puerto Bertrand no ma'.

-Voy lleno -respondió el chofer sin dar explicaciones, y anunció a los 22 pasajeros que teníamos media hora para almorzar antes de seguir.

Yo no quería comer. Después de seis horas de viaje desde Coyhaique, asfixiado por el polvo que se colaba por la carrocería, a esas alturas lo que en realidad necesitaba era un baño y caminar un poco para volver a sentir las piernas. Me dolía la espalda, la cabeza, y aún faltaban 122 kilómetros hasta Cochrane, el destino final del día.

De vuelta en mi asiento, resignado ya a las mínimo cuatro horas que faltaban de viaje, por la ventana observé a los mochileros sentados en la cuneta esperando desde quizás cuánto rato. "Al menos no soy uno de ellos", me dije para tratar de animarme.

Tres años atrás hice el mismo viaje que pretendía hacer ahora, entre Coyhaique y Caleta Tortel, pero entonces fue al volante de una camioneta. Ahora, con los precios de los arriendos de una 4x4 por sobre los 80 mil pesos diarios y la bencina de 95 en 1.000 pesos el litro, el desafío era viajar -acompañado de mi novia- por la misma ruta, pero en modo frugal, en micro, y comprobar qué tan placentero era recorrer la Carretera Austral sólo con una mochila al hombro.

A las de dos horas de haber salido de Puerto Tranquilo, el pueblo poseído por los zombis mochileros, entramos a Puerto Bertrand. Aturdido por el calor, que dentro del bus superaba fácil los 30 grados, meditaba sobre qué tan buena idea era abrazar el low cost en la Carretera Austral: la micro había salido a las 9:30 desde Coyhaique, y aún faltaban unas dos horas para llegar a Cochrane.

Arriba de la micro de Buses Don Carlos era fácil distinguir -por sus caras demacradas- a los siete incautos turistas que continuábamos después de Bertrand. A 40 kilómetros por hora, ni el color turquesa del río Baker me animaba. Por eso, cuando a lo lejos vi el letrero "Bienvenido a Cochrane" tuve un sentimiento de verdadera felicidad. El primer día de viaje, por fin, se había acabado. O casi. Aún faltaba conseguir un lugar donde dormir y los pasajes para llegar a Caleta Tortel al día siguiente.

Apenas el chofer nos entregó las mochilas partimos a buscar los boletos. Fue entonces que, creo, la suerte empezó a cambiar: a un par de cuadras entramos a un almacén a preguntar cómo llegar a Tortel, y resultó que ahí mismo funcionaba la oficina de Transportes Pachamama. Con los pasajes en la mano -7.000 pesos cada uno, para las 10 de la mañana del día siguiente-, pasamos al problema del alojamiento.

Luego de un visita rápida al sitio web oficial de la comuna (cochranepatagonia.cl) partimos a las Cabañas Rogeri, donde encontramos una cabaña bien equipada -televisión satelital incluida- por 30.000 pesos la noche. Después de una ducha, salí a comprobar por qué Cochrane era una de mis ciudades favoritas en la Patagonia. Un paseo rápido por la Plaza de Armas fue suficiente para ratificar mi encanto por la ciudad y decidir que, de regreso desde Tortel, debíamos pasar al menos un día aquí. Ahora sí, por fin, el primer día de viaje había terminado.

DÍA 2: COCHRANE-TORTEL

Tortel está de moda

Sin nada para...

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