Carola y Carmen, hermanas del montañista Juan Pablo Mohr: 'Queremos que esto sea una leyenda'
El cielo está nublado el día que las hermanas Carola y Carmen Mohr visitan el Parque de los Reyes en Quinta Normal. Están justo a los pies de los silos que alguna vez fueron parte de una fábrica de cemento y que ya hace casi una década fueron convertidos en un parque deportivo de escalada outdoor . Esta es la obra ícono de la Fundación Deporte Libre, y el legado más concreto de su hermano Juan Pablo Mohr: el montañista chileno que el 5 de febrero se perdió en el K2, la segunda montaña más alta del mundo (8.611 metros sobre el nivel del mar).-¿Alguna vez subieron estos silos?-Sí, llegué hasta arriba, con la ayuda de Juan Pablo. Pero es difícil, me tiritaban los brazos -Recuerda Carola Mohr (42).-Yo llegué hasta por ahí nomás -dice Carmen Mohr (40) mientras apunta a la mitad de la altura.Mientras estuvo desaparecido, el 9 de febrero, Juan Pablo estuvo de cumpleaños. Arriba del K2, cumplió 34.El 18 de febrero, luego de 12 días sin poder ubicar a Mohr y sus dos compañeros de expedición, el paquistaní Ali Sadpara y el islandés John Snorri, el gobierno de Pakistán confirmó que ya no hay esperanzas de encontrarlos con vida.Frente a los silos de la Fundación Deporte Libre hoy se encuentra una ballena soldada en metal, sobre una ola de piedras y cemento. Este es el memorial que los miembros de la fundación, amigos y recurrentes del parque hicieron el pasado 10 de febrero para recordar a Juan Pablo.-Él creó esta fundación para pensar en los demás, para buscar formas de llegar al otro, para retribuir el deporte, que le deba vida, que lo hacía feliz. Ese era su sueño -explica Carola Mohr en una videollamada previa a la visita a los silos.-¿Qué significaba la fundación para Juan Pablo?-Es como cuando uno se enamora por primera vez, y te entregas de manera absoluta. Él creó la fundación junto a sus compañeros de arquitectura, como si desde entonces hubiese sabido qué hacer con su vida.***Carola Mohr aún recuerda la vez que su hermano casi cae por un precipicio en el centro de esquí Antillanca, cerca de Osorno. Su madre, Carmen Prieto, le daba la misma orden en cada viaje a la montaña: "Cuida al Juanpa".-Él era un loco, se tiraba desde el andarivel más alto en línea recta, rapidísimo. Desde chico fue así. Él iba tan rápido y casi caímos, pero alcancé a gritarle y él paró. Era tan inquieto, no le tenía miedo a nada, o eso sentía yo. Quizás el miedo era parte de su esencia.Carola es la mayor de los cuatro hermanos, seguida por Carmen, Raúl, quien vive en Puerto Varas, y Juan Pablo era el menor. Los viajes a la montaña, recuerda, comenzaron cuando ella tenía cerca de 11 años. El destino recurrente era Antillanca, a menos de una hora del campo familiar cerca a Puyehue.Pero en Santiago, Juan Pablo tampoco se alejaba de las cumbres. La familia vivía a los pies del cerro Manquehue.-Como el...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba