Carlos Carmona y el TC: 'No estamos para defender al Gobierno o a la oposición'
En una breve ceremonia, a la que asistieron tres integrantes del gabinete de la Presidenta Michelle Bachelet, inició su período de un año, convirtiéndose a sus 52 años en el magistrado más joven en presidir el TC, desde que se creó, en 1970.
Junto con agradecer la confianza de sus pares por haberlo elegido, recordó que el tribunal está llamado a cumplir un importante rol en la sociedad y que por sus manos pasa una tarea delicada: examinar la constitucionalidad de la ley.
"Lo que nos corresponde hacer es cautelar la Constitución. Nosotros cautelamos la Constitución que existe en el 2014, con 34 reformas constitucionales desde 1980. No estamos para defender al gobierno o a la oposición. Quienes piensan que esa es nuestra tarea le hacen un daño al tribunal, porque lo abanderizan y lo politizan".
Aunque reconoció que no se puede "evitar que se use en el debate político la amenaza de recurrir al tribunal para cerrar la discusión pública", Carmona advirtió que "nosotros estamos para resolver genuinos problemas constitucionales, y no para servir de refugio artificial a ciertas posiciones que participan en este debate", aseguró.
También descartó que el TC esté llamado a respaldar opiniones o posiciones corporativas de tipo laboral, empresarial o religioso a priori. "No actuamos por prejuicio", dijo.
Respecto de la discusión de los cambios constitucionales, el magistrado explicó que el TC no era "poder constituyente" y que la "modificación de la Constitución no es algo que esté en la esfera de nuestras atribuciones".
Última palabra
Carlos Carmona dijo que en el TC estaban conscientes de que "no somos la última palabra. Una reforma constitucional puede dejar sin efecto nuestras decisiones. Los jueces del TC no tienen la cláusula de cierre. La última palabra la tiene siempre el poder constituyente. Solo somos la primera, pero no la última palabra".
En relación a la legitimidad del TC, aseguró que saben que esa instancia "debe ganarse su espacio día a día, por una parte, con la solidez de sus sentencias. Su espacio debe obtenerlo en la sociedad plural y democrática del Chile de hoy. Debemos ejercer la razón profesional. El Tribunal no puede renunciar a la fuerza persuasiva del argumento con el cual decide".
Según aclaró, producto de la decisión del legislador de entregar competencia a distintos tribunales, el TC no tiene el monopolio del pronunciamiento jurisprudencial constitucional. "Ello nos obliga a establecer un diálogo intenso entre estas...
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