La cara más salvaje de Nueva York - 29 de Septiembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 813237225

La cara más salvaje de Nueva York

El sentido común no concibe que alguien viaje a Manhattan a pasar la tarde en compañía de unas tortugas de agua. Tampoco imagina perder el tiempo en una siesta a los pies de un arroyo, o caminar sobre el nivel de la superficie de la ciudad rodeada de casas de abejas y plantas nativas en lugar de atractivas especies humanas.Pero Esta es Nueva York , como diría el cronista E.B.White (1899-1985), y aquí nada tiene un solo sentido.Es verano, la city se sumerge en su propia agenda de sinfonías de bocinas amarillas, sudor humano, tentadores happy hours , y tú te encuentras con tu hijo de nueve años, inmune al biorritmo de Manhattan, cercados en un oasis de densa vegetación. Tienen los pies sucios de tierra y una botella de agua Fuji tan tibia como la tarde. Cualquiera diría que se encuentran en las montañas de Adirondack, en el noroeste del estado de Nueva York, pero Google Map los sitúa en el corazón de Central Park; para ser más precisos, en The Ramble , uno de los tres sotobosques del parque (los otros son North Woods y el recién reabierto Hallett Nature Sanctuary).Es la primera vez que exploras este follaje de caminos serpenteantes, rocas gigantes y arbustos que hacen cosquilla en la cara, creados por el diseñador Frederick Law Olmsted. Llegaste guiada por el instinto de tu hijo. Cuando te dijo que lo primero que quería conocer de Nueva York era Central Park, no bromeaba. Lo normal hubiera sido subir por la parte este del parque, entrar por la 59 con la 5 y la Grand Army Plaza, cruzar el primer lago hasta la estatua de Alicia en el país de las maravillas . No quisieron hacer eso. A tu acompañante le gusta caminar y adentrarse en el reino natural de la existencia. Siguiendo el verso de Jim Morrison The west is the best, ingresaron al parque por la calle 81 west, justo al frente del Museo de Historia Natural. Vino la euforia. Tu hijo empezó a comportarse como Mowgli . Bordearon el bello Jardín de Shakespeare -tal vez demasiado diseñado para una tarde húmeda y asfixiante de verano-, y tras rodear la laguna que topa con la calle 79 transversal dejaron de pisar el cemento para internarse por caminitos de tierra con poquísimas personas y muchísima flora.Con 25.000 árboles y varios afluentes de agua, The Ramble es una parada favorita de más de 200 especies de aves migratorias que avistan algo parecido a un triángulo verde desde el cielo. Muchas de ellas se quedan. Hay birders (amantes de los pájaros) y ornitólogos de todo Estados Unidos que vienen hasta acá en búsqueda de especies raras como las reinitas. A ellos, a los birders , los reconoces más fácilmente que a los más de cinco mil pájaros que viven en el parque: caminan con la cabeza hacia arriba y llevan binoculares profesionales. También te cruzas con neoyorkinos ermitaños, sin celular, que zigzaguean con la cabeza baja, sumidos en esa práctica de ensueño conocida como daydreaming . Al final, todos quienes ponen un pie en The Ramble quieren experimentar la naturaleza sin tener que tomar un tren a las afueras de la ciudad. Y funciona. Su prodigioso aislamiento también ha hecho de este oasis un escenario nocturno perfecto para cometer crímenes (la mayoría de estos, sexuales), pero no es eso en lo que piensas durante tu excursión. El canto general de los pájaros hipnotiza con su sonido surround . La única amenaza cercana es la de un mapache que duerme en la cresta de un árbol. Falso. Estás en una isla donde mapaches, coyotes, búhos, murciélagos, halcones o culebras conviven con 8 millones de personas. Los humanos, tú incluida, son su fuente de comida y por lo tanto "amigos por...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR